Autor: Fad Juventud
14 octubre, 2016

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Desde las Ciencias Sociales, la capacidad de agencia de los y las jóvenes se ha analizado tradicionalmente desde dos prismas: por un lado, desde la perspectiva que entiende la juventud como unpeligro potencial para el orden social; y por otro lado, desde la que ve a los y las jóvenes comoagentes sociales potencialmente implicados en los cambiosy los procesos de innovación social y cultural.

En el caso concreto de las sociedades árabes del Mediterráneo, éstas entienden que la capacidad de agencia de la juventud –entendida como la capacidad que tienen los y las sujetos para transformar la realidad social a través de sus prácticas diarias- ha de estar orientada a poner en marcha prácticas de innovación cultural y social en el ámbito de la vida cotidiana, y más en concreto, del espacio urbano.

En este sentido, en las “culturas juveniles” del norte de África, el mercado, el café o simplemente la calle, han comenzado a situarse como espacios vertebrados por la agencia de los y las jóvenes. A raíz de esto, los barrios –en tanto que unidades sociales- de los cascos antiguos de las ciudades más populares, están sufriendo cambios funcionales ligados a los cambios económicos, sociales y culturales, que los y las jóvenes han ido introduciendo, en paralelo,  en sus círculos sociales.

Este proceso, y tal y como explica el investigador José Sánchez en el blog Sahwa sobre análisis de las juventudes árabes-mediterráneas, puede estar relacionado con dos factores: por un lado, con por laimportancia que tiene en el Islam los espacios de organización y de encuentro comunitario para la convivencia social; y por otro lado, con el cada vez mayor abandono de los barrios por parte del Estado. Así, la intersección de ambos factores ha tenido como resultado que los barrios de las grandes ciudades árabes-mediterráneas se estén convirtiendo en verdaderas ciudades provistas de todos aquellos servicios que el Estado no ha tenido la capacidad de proveer, pero dentro de una economía informal –incluido autobuses, clínicas dentales, academias…-.

Así, los y las jóvenes, a través de estrategias que intentan hacer frente a la exclusión estatal, han establecido nuevas pautas de desarrollo local. No obstante, estos nuevos “espacios de innovación juvenil” han adquirido unos significados distintos a los que tradicionalmente han tenido las ciudades y las comunidades desde el punto de vista adultocéntrico. Las prácticas juveniles en estos barrios, proponen reformular la noción de “ciudad popular” a través de la recuperación social de la callecomo sistema tradicional de socialización.

Estas nuevas prácticas no deben ser entendidas como no reflexionadas, ya que a medida que los y las jóvenes adquieren conocimientos que les permiten entender cómo manejar la economía, la política o las relaciones sociales, ellos y ellas se convierten en agentes legítimos con capacidad de influir social y económicamente en el desarrollo de sus comunidades, y con ello, poner en marchaprácticas contra-culturales orientadas a la innovación social.