Autor: Fad Juventud
21 septiembre, 2016

Cada vez son más numerosas las recomendaciones socio-políticas orientadas a la participación juvenil en materia de “desarrollo social”, realizadas desde diversas instituciones y organismos internacionales. No obstante, esta “explosión teórica” no se ha traducido a una praxis real. De esta manera, en la actualidad, la participación de los y las jóvenes es más un discurso político que una estrategia de desarrollo social sostenible.

En este sentido, los expertos y expertas de la comunidad virtual Youth Economy desarrollado once pautas necesarias para que toda la teoría sobre la participación juvenil, torne en una experiencia tangible:

1. Reconocer que las personas jóvenes ya son líderes en desarrollo sostenible en muchos  ámbitos de la vida social (asociacionismo, emprendimiento social…).

2. Percibir la participación de los y las jóvenes como una necesidad social (necesidad relacionada con la plena inclusión social) en sí misma, en lugar de una solución a un problema.

3. Entender la necesidad de cooperación intergeneracional. En la actualidad, muchas personas jóvenes están participando en sus propios espacios, pero encuentranenormes barreras para poder trabajar en los espacios “grandes” y socialmente reconocidos. En este sentido, es necesario  que los espacios “adultocéntricos” abran sus puertas al debate intergeneracional.

4. Reconocer la necesidad de que los grupos más jóvenes participen en la formulaciónde políticas públicas, pues sólo con su implicación real pueden elaborarse políticas asentadas en la experiencia, las necesidades y la percepción de los y las jóvenes.

5. Entender que los y las jóvenes no son un “grupo” homogéneo y que, por tanto, es necesario que el perfil de las personas jóvenes que participan en la vida pública sea lo más diverso posible, para con ello poder tomar en consideración todos los posibles escenarios sociales que tienen cabida en una misma comunidad.

6. Crear más estrategias económicas que tengan como principales protagonistas a los y las jóvenes.

7. Fomentar la participación de la sociedad civil a una edad temprana. En general, la participación ciudadana está condicionada por los hábitos de participación que se han adquirido durante la infancia y la juventud. Por ello, es necesario que (dada la correlación entre participación ciudadana y empleabilidad) el fomento de la participación infantil y juvenil sea una prioridad política, ya que una ciudadanía comprometida, es garante de unas políticas eficaces y sensibles a la realidad social.

8. A menudo, los y las jóvenes y los y las líderes de las sociedades civiles, se enfrentan a problemas relacionados con el acceso y la distribución de los recursos. Por ello, es necesario que el encuentro entre jóvenes e instituciones se convierta en una práctica política habitual, con el objetivo de poder compartir el mayor número de conocimientos y experiencias posibles.

9. Configurar redes juveniles de control del ejecutivo, a fin de poder aprender y encontrar soluciones que respondan a sus propias coyunturas sociales.

10. Incluir a personas jóvenes en todos los ámbitos de la vida institucional, de manera que la perspectiva juvenil no sea un ámbito en sí mismo, sino que sea incluida de manera transversal en toda la esfera pública.

11. Por último, lo más obvio pero aún necesario: escuchar, tomar en serio y actuar sobre la opinión de los y las jóvenes.