Autor: Planeta Joven
27 abril, 2020

Santiago Madrid Mota, IES Mario Baquero Goyanes (Murcia)

María Belén Molina Jiménez, IES Mario Baquero Goyanes (Murcia)

“No todo lo que se puede contar cuenta, y no todo lo que cuenta puede ser contado”. Con esta frase que acuñó el sociólogo Edward Bruce Cameron abren su propuesta, desde el IES Mario Baquero de Murcia, Belén Molina y Santiago Madrid. Una propuesta educativa que pretende convertir el centro educativo exactamente en eso, en un centro. Un centro en el que se puedan encontrar todas las personas implicadas en la educación del alumnado.

La sociedad ha cambiado, y han cambiado las necesidades educativas, es en este escenario en el que hay que abrir paso a la creatividad como recurso, y la creatividad aúna lo académico y lo personal, tanto lo medible para el desarrollo humano, lo que se puede contar, como lo que no.

Santiago Madrid y Belén Molina, en el encuentro de Acción Magistral han desarrollado un taller para trabajar la creatividad desde la Competencia de Autonomía e Iniciativa Personal y para descubrir a cómplices imprescindibles en la tarea de la educación. Un taller con un curioso nombre, más curioso aun cuando descubres su significado.

El planteamiento para conseguir que el centro sea un lugar de encuentro y no de separación tiene mucho que ver con algo en lo que creen sus protagonistas, que la base de su trabajo es esa otra parte del desarrollo humano que tiene que integrarse holísticamente, en todas sus facetas, en la parte académica, y de la interacción de ambas facetas es de donde surgen productos de la creatividad, es cuando estamos en disposición de cambiar el mundo.

Un centro que tenga el corazón hacia afuera, ese es el objetivo, una alternativa a lo que quienes allí estudian ven y viven cuando no están allí, una alternativa a lo que ven en los medios, a lo que ven en el barrio. La alternativa de crecer con autonomía y pensamiento individual.  

Valorando los resultados de esta propuesta, parece evidente que el sistema educativo tiene que integrar estas competencias que podríamos llamar competencias más humanas frente a las académicas tradicionales. Y cuando esto ocurra, de la interacción de lo académico y las competencias no mensurables es cuando surgirán los alumnos y las alumnas responsables que tomarán las riendas de sus vidas y serán las personas que hagan mejor el siglo XXI .