Autor: Alicia Avilés Pozo
28 junio, 2018

Analizamos el mapa sobre sexualidad del Barómetro Juventud y Género de ProyectoScopio: la homosexualidad todavía es rechazada por un 11,4%

Dos de cada diez jóvenes consideran que la información y educación sexual que han recibido no ha sido la adecuada

Se diluyen algunos estereotipos sobre el sexo: el 46% afirma que la iniciativa para las relaciones sexuales debe alternarse

¿Viven los y las jóvenes con libertad y plenamente sus relaciones sexuales? ¿Existe un apoyo amplio a la diversidad afectivo-sexual? ¿Hay diferencias por género y por edad? Son preguntas a las que podemos encontrar respuestas muy precisas en el Barómetro Juventud y Género 2017 de ProyectoScopio, y que hemos decidido desgranar para completar aún más la visión existente entre la juventud sobre su propia sexualidad y para cotejarla con esa necesidad de una mayor educación sexualidad que planteamos en nuestro reportaje sobre adolescentes y sexo, y que, como pudimos comprobar, abarca aspectos muy diversos. Muchos de estos últimos están incluidos en este proyecto de muestreo realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud. Y esta es la fotografía social.

En esta ocasión, nos fijamos en los datos que, por ejemplo, desvelan que entre aquellos que declaran orientaciones distintas a la heterosexualidad existe un sentimiento de poca dificultad, mayoritario en la vivencia plena de su orientación sexual, pero también un número significativo de jóvenes que declaran lo contrario, y que no debe perderse de vista: frente a un 49,6% que afirman que la viven de forma “fácil” o “muy fácil” (sea cual sea su orientación) se sitúa un 24% que señalan que es “muy difícil” o “un poco difícil”. Es lo mismo que decir que todavía una cuarta parte de los jóvenes que distintas opciones diferentes a la heterosexual no pueden disfrutar con total libertad.

Sin embargo, mayoritariamente existe por parte del círculo cercano (como amigos y familiares) un sentimiento de comprensión hacia la opción elegida, sea la que sea. Este último es un dato muy importante. Con motivo de las celebraciones del Orgullo LGTBI que se suceden durante este mes de junio en toda España, muchos colectivos han querido poner el acento en un fenómeno denominado ‘sexilio’: huir de tu casa, de tu entorno, de tu barrio, de tu ciudad o incluso de tu país por culpa de la homofobia o la transfobia.

El psicólogo y activista social Álvaro Cuenca nos cuenta que esta circunstancia se produce sobre todo entre los jóvenes del entorno rural, que se ven obligados a emigrar a las ciudades. Sufren o perciben violencia, discriminación, humillación o agresiones por su condición LGTBI, en muchas ocasiones mezcladas con el racismo o el machismo, y concluyen que su vida está fuera del entorno en el que crecieron. No obstante, también se produce en las grandes ciudades, desde un barrio hacia otro diferente, cuando los homosexuales, transexuales, bisexuales o intersexuales deciden buscar un sitio donde “no reciban ninguna amenaza ni castigo social”.

“Es algo que se percibe casi siempre desde muy joven, porque has sufrido una violencia implícita o no implícita. Forma parte de un aprendizaje social en el que concluyes que no puedes vivir en libertad”. Que se incremente el respeto y el sentimiento de aceptación que refleja el barómetro es absolutamente necesario para evitarlo y para que en breve el porcentaje sea el del cero por ciento.

Más datos ilustrativos. El estudio destaca que entre los y las jóvenes existe un sentimiento bastante mayoritario de aceptación de todas las orientaciones sexuales, pese a que ciertos grupos dicen no tolerar la diversidad sexual. La homosexualidad todavía es rechazada por un 11,4%, pero lo es aún más la bisexualidad (un 13,8%) y la asexualidad (la rechaza un 14,4%). Además, generalmente son los hombres de más edad, de clases más altas y residentes en entornos de población medios o pequeños los menos abiertos a estas orientaciones sexuales. A más juventud, más tolerancia, lo que da una buena señal de cara al futuro.

Además, como podemos observar en este gráfico, en cuanto a la facilidad o dificultad para vivir plenamente la orientación sexual escogida, al preguntar a los jóvenes con una opción diferente a la heterosexual, se observa mayor respuesta positiva entre los hombres que entre las mujeres. Entre los que contestan “bastante fácil”, hay una diferencia del 29,6 % de los primeros y del 21,5% de las segundas. Y cuando la situación es “un poco difícil” la situación se invierte: los hombres representan un 19,4% y las mujeres un 21,3%. Aquí se refleja el camino que queda por recorrer en una aceptación igualitaria de las opciones LGTBI, sin distinción de género.

En el estudio se identifican asimismo rechazos claros hacia ciertas posturas. Por ejemplo, un 52,6% no está de acuerdo con que los homosexuales sean más promiscuos. Es un dato positivo, pero apenas sobrepasa la mitad. Son el tipo de estereotipos que muchas veces es necesario remover para romper con los roles. Precisamente, volviendo a los colectivos LGTBI, durante este año también se ha apostado por una lucha “interseccional”. Significa que ahora el combate contra la homofobia busca también neutralizar la “discriminación múltiple”, es decir, fusionarla con la denuncia del machismo, la imposición de los roles de género, el racismo, la xenofobia, o la discriminación de personas con diversidad funcional. Una tarea titánica que va obteniendo sus frutos poco a poco cuando se aúnan fuerzas.

Dejando a un lado la orientación afectivo-sexual. ¿Cómo perciben los y las jóvenes la sexualidad? Según el Barómetro, casi el 53% de los y las jóvenes afirman que les es muy fácil o fácil mantener relaciones sexuales, percepción mucho más acusada entre las mujeres (58,8% frente a un 47% de hombres) y que a la vez se incrementa con la edad. Los hombres, especialmente los más jóvenes, declaran mayor dificultad: un 44,5% dicen que es “regular”, “difícil” o “muy difícil”. Una gran mayoría (79%) declaran que estas relaciones son “muy”, “bastante” o, cuando menos, “suficientemente satisfactorias”. Vivencia sexual claramente grata entre la mayoría de jóvenes, pero como afirmábamos antes, significa que hay más de 20%, dos de cada diez, que no las disfrutan de esa manera.

Adentrándonos en sus respuestas, se vislumbran otros matices. Por ejemplo, el 46%, casi la mitad, afirma que la iniciativa para las relaciones sexuales debería ser alternativa, unas veces ellos y otras ellas o, en todo caso, ser una decisión conjunta (de ambos), opción por la que se decanta el 38,2%. Pero lo que parece ocurrir en la realidad se decanta más hacia la alternancia, pues el 48,9% afirma que eso es lo que acontece con mayor frecuencia, unas veces ellos y otras ellas. O, en todo caso, es el hombre el que toma la decisión, algo que constata el 25%. En general, las mujeres son algo más partidarias de la alternancia en la iniciativa.

En general, los y las jóvenes no muestran grandes críticas a su nivel de información sobre sexo. Casi el 80% dice que es “totalmente adecuado”, especialmente entre los más mayores. Y a la inversa, dos de cada diez no creen que haya recibido los datos y la educación necesaria, en línea con la necesidad de datos que apuntábamos en nuestro reportaje sobre la equidad sexual.

En cuanto a las características y comportamientos en las relaciones sexuales, lo más remarcable del estudio es tanto la fidelidad sexual (casi un 90% la considera muy importante) y la visión absolutamente normalizada del sexo desde los primeros momentos de una relación, tanto para mujeres como para hombres. Así, un porcentaje medio del 73% de jóvenes, tanto  hombres como mujeres, considera aceptable mantener relaciones sexuales desde el primer momento.

En este vídeo del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Inés Alberdi, catedrática de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, y la socióloga Ana Rubio, dialogan sobre los mencionados roles sexuales:

También hay un alto grado de acuerdo con posturas “tópicas” del comportamiento sexual de los géneros. Un 62% está de acuerdo con que los chicos tienen más necesidad de sexo que las chicas, pero el porcentaje baja ante la premisa de que los chicos sean más promiscuos (58,6%). Y un dato muy relevante es que hasta el 57,6% de los y las jóvenes rechaza la premisa de que a veces hay que aceptar tener sexo para no perjudicar la relación, y un índice muy similar considera que las personas que no desean relaciones sexuales son “bichos raros”.

La cuestión del género, como vemos en el anterior gráfico, presenta algunas diferencias en cuanto a los elementos prioritarios a la hora de tener relaciones sexuales. Conseguir el disfrute de las dos personas es mucho más importante para las mujeres (hasta un 61,7%) que para los hombres (un 46,4). La diferencia se mantiene en cuanto a la adopción de las necesarias medidas anticonceptivas, y se invierte en otros casos como la mutua atracción de la pareja, que se haga con pasión o que se realice de diferentes formas. De hecho, el amor (27,8%), la pasión (26,6%) y la intimidad (23,8%) son otras características que ocupan puestos importantes en las relaciones sexuales, y que son más importantes para los hombres.

De cualquier forma, es evidente que los roles sexuales siguen transformándose aunque de forma muy lenta, y que debemos seguir poniendo el foco en que la plenitud en la vida sexual y la tolerancia hacia los demás constituya buena parte de la educación.