Autor: Fad Juventud
31 julio, 2018

Arancha Sanz Seligrat*

Aunque a veces no lo parezca, hay vida más allá de los dragones de Juego de Tronos y camino después del Valle de Allende de Westworld. Proponemos una selección de 10 series aptas para paladares juveniles que, además de entretenerles en estos días de ocio y calor, les invitarán a reflexionar sobre las inquietudes características de esta época de la vida. Las (complejas) relaciones de pareja, el paso de la adolescencia a la madurez, la diversidad sexual o el valor de la amistad, entre las temáticas realistas disfrazadas de ficción que incluye el ranking que compartimos a continuación.

My mad fat diary. Rae Earl tiene dieciséis años y padece obesidad. La chica vuelve a casa después de pasar unos meses en un hospital psiquiátrico y trata de retomar su amistad con Chloe que, como no podía ser de otra manera, es todo lo delgada y guapa que a la protagonista le gustaría ser. En esta telaraña de emociones se intercalan personajes como Finn, su primer amor, y Kester, su psiquiatra y maestro en la vida. En la piel de Rae se personalizan problemas como el rechazo a la imagen corporal, la necesidad de integrarse en el grupo e, incluso, el suicidio. Lo que hace distinta a esta serie con respecto a otras como la ya célebre 13 razones es que My mad fat diary intercala dosis de humor y optimismo en medio del dramatismo que se respira. Esto da como resultado una montaña rusa emocional que se acerca con bastante realismo al día a día de cualquier adolescente y en la que no solo tienen cabida los conflictos de Rae, sino también los de todo su círculo de amigos (incluida la perfecta Chloe). No es fácil ser una adolescente obesa pero, no nos engañemos, tampoco es fácil ser una adolescente seas como seas.

Jessica Jones. Esta heroína de los cómics de Marvel es la única protagonista femenina del catálogo de series con el que esta franquicia cuenta en Netflix. Aunque solo por eso ya merece la pena reseñarla, Jessica Jones es mucho más que “la chica” que acompaña a Daredevil, Iron Fist y Luke Cage. Esta joven con súper fuerza vive atemorizada por el retorno de Killgrave, una ex pareja con el don de la telepatía que durante mucho tiempo la retuvo contra su voluntad y al que le costó mucho (mucho) enfrentarse y vencer. Si borramos de la ecuación los superpoderes de la heroína y su villano nos encontraremos con una situación de violencia de género que podría ocurrir en la realidad. Moraleja: Da igual quién seas, hasta las mujeres con superpoderes pueden sufrir situaciones de maltrato. Moraleja mejorada: Superar una situación de maltrato debería hacerte sentir como una superheroína, nunca al revés. La escasa importancia que le otorga a su forma de vestir, su chupa de cuero y sus maneras (tradicionalmente) masculinas hacen que Jessica nos caiga aún mejor y que nos parezca un icono capaz de despertar el yo feminista de las jóvenes seriéfilas de hoy en día.

Stranger Things. Borremos ahora de la ecuación al monstruo humanoide que aterroriza a los habitantes del ficticio pueblo de Hawkins (también conocido como Demogorgon). Quitemos también el laboratorio de experimentos clandestinos y la dimensión paralela de “Upside Down”. Nos queda un grupo de preadolescentes que ha de enfrentar la desaparición de uno de sus integrantes, Will, y superar los retos derivados de este suceso de la única forma posible: en equipo. Además de recordar el valor de la amistad, algunos de los personajes de esta serie contribuyen a desmontar estereotipos clásicos de las series de ficción adolescente. Nancy, la “popular”, rechaza a Steve, el “malote”, por Johnatan, mucho más sensible e introvertido. Steve, a su vez, se convierte en adorable antihéroe cuando, después del disgusto entabla amistad con Dustin, aficionado a los juegos de rol y algunos cursos por debajo de él.

Girls. Hemos hablado de ello en investigaciones como Jóvenes y empleo. Escenarios de futuro, Jóvenes y empleo, desde su propia mirada o Crisis y contrato social. Los jóvenes en la sociedad del futuro: la crisis económica ha alterado los procesos de integración social, laboral y ciudadana de los jóvenes, lo que ha obligado a este colectivo a buscar opciones que les ayuden a enfrentar esta nueva realidad. Más o menos lo mismo que le ocurre a Hanna, Marnie o Shossanna. La primera, eterna aspirante a escritora y becaria sin cobrar; la segunda, debatiéndose entre seguir su vocación de cantante o ganarse la vida; y la tercera, harta de hacer entrevistas de trabajo después de lo mucho que le costó licenciarse. Más allá de conflictos económicos o laborales (o quizá, derivado de ellos), esta serie refleja la liquidez de las relaciones de pareja de hoy en día, así como los vaivenes que experimentan las amistades y relaciones de grupo cuando los caminos de la vida se diversifican y se pierde la afinidad. A pesar de haber sido criticada por la supuesta dependencia que las protagonistas femeninas les dedican a las figuras masculinas, Girls rompe una lanza a favor del feminismo haciendo gala de cuerpos desnudos femeninos que poco tienen que ver con las figuras canónicas que vemos habitualmente en pantalla.

Sillicon Valley. Volvemos a hablar de empleo, esta vez, aderezado con nuevas tecnologías, Un tímido programador de Silicon Valley descubre un nicho de mercado, en concreto, un programa de compresión que mantiene la calidad del archivo original. Una vez que se da cuenta de la magnitud de su descubrimiento, abandona su puesto en el gigante tecnológico Hooli (cualquier parecido con Google es pura coincidencia) y monta una startup llamada Piped Piper con sus cuatro colegas. Una muestra de las vicisitudes a las que se enfrentan los jóvenes que toman la difícil pero ilusionante decisión de emprender, una crítica a la lucha feroz y competitiva de las grandes empresas por absorber a las pequeñas, y una reflexión sobre el peso que las TIC tienen en nuestra vida laboral y personal. Todo ello contado con mucha ironía y bastante gracia. Aunque, si le quitamos los chistes y las exageraciones cómicas,  las tramas de Silicon Valley parecen más propias de un drama (el de muchos jóvenes emprendedores) que de una comedia.

Los 100. Echándole un poco de imaginación podría definirse como una (muy libre) revisión de “El señor de las moscas” en un formato entretenido y digerible para veinteañeros. La tierra es destruida en una guerra nuclear y los escasos supervivientes se ven obligados a vivir en un conjunto de naves llamado El Arca. En esta tesitura, un grupo de cien jóvenes con antecedentes delictivos es enviado a la tierra para averiguar si el planeta vuelve a ser habitable. A estos jóvenes en proceso de inserción les toca vivir los inicios de una sociedad en la que todo está por reescribirse y surgen nuevas jerarquías como forma de organización.  Ante este reto, las relaciones sociales se verán alteradas por las situaciones límite a las que estos jóvenes se enfrentarán en la lucha por su supervivencia. Todo ello, con el toque brillante de personajes femeninos como el de Lexa y Octavia, y rozando temas tan controvertidos como el control de la natalidad o la pena de muerte.

Misfits. Una telépata, un inmortal, el hombre invisible, una chica capaz de alterar el tiempo y otra que puede seducir a quién se proponga sin posibilidad de fallo. Parece un chiste o una peli de Ciencia-Ficción pero la auténtica trama de esta serie británica es la lucha por integrarse de cinco jóvenes que cumplen con tareas de servicios a la comunidad por actos vandálicos y no terminan de encontrar su lugar en el mundo. Que, en medio de la tormenta, les alcance un rayo que les dé superpoderes no deja de ser (en el fondo) algo accesorio. Porque en el fondo estas capacidades especiales son un reflejo de sus propios conflictos, entre otros, descubrir su identidad sexual, encontrar pareja deseada, enfrentarse a un futuro incierto o madurar. El resultado es un grupo de superhéroes transgresores e incorrectos que se enfrentan a los problemas del día a día con la rebeldía y vehemencia  que caracteriza a los chavales de esta edad.

Love. Ella más guapa que él (y adicta al amor). Él más culto que ella (con un punto nerd y demasiado hermético). A partir de esta pareja protagonista se articula un árbol de situaciones en las que muchos “tardojóvenes” bien podrían verse representados. Para empezar, ninguno de los dos se siente realizado en el trabajo que desempeña. Para seguir, ambos parecen ansiosos por convertirse en adultos responsables pero o no terminan de “dar con la tecla” adecuada o se resisten a perder la protección que les ofrece su disfraz de eternos adolescentes. Y, para terminar, el círculo social que rodea a esta pareja millennial, que contempla hábilmente la diversidad racial y sexual, se encuentra exactamente en el mismo punto muerto que ellos. Mal de muchos consuelo de todos, que dicen en Argentina. Y si no, estos “tardojóvenes” siempre podrán cultivar la amistad y el amor como arma de destrucción masiva contra la frustración vital que les ha tocado vivir. Al menos, esto les recomienda Love.

Merlí. Serie catalana emitida en TV3 que narra las andanzas de Merlí, un profesor de Filosofía que revoluciona la vida del alumnado del Instituto Àngel Guimerà, entre ellos, su hijo Bruno, que estudia en ese mismo centro y con el que no termina de empatizar. Cada capítulo está inspirado en el pensamiento de un filósofo y cada temporada articulada en torno a una temática principal. El bullying es una de ellas en los inicios de la serie. A través de Iván, uno de los personajes más destacados, vemos cómo esta problemática puede desembocar en  otras como la agorafobia que padece este adolescente al que Merlí tendrá que dar clases particulares y ofrecer una terapia personalizada. Los episodios de la segunda temporada desfilan alrededor de amor en todas sus formas y colores. Amor liberal, relaciones esporádicas, diversidad sexual… La tercera temporada aborda las relaciones de sus protagonistas a partir del concepto de libertad en todas sus vertientes: filosófica, religiosa, sexual… Incluyendo la del propio Merlí, cuyas relaciones “no abiertas, sino ajustadas” han sido motivo de polémica en redes sociales.

Skins. Las historias de grupo de jóvenes de Brístol (Inglaterra) encarnados por actores y actrices poco o nada conocidos que dan vida a un puñado de adolescentes irreverentes que hablan sin tapujos sobre problemas económicos, conflictos familiares, desórdenes de personalidad y alimentación, o adicciones a las drogas. Cada dos temporadas cambia el elenco de protagonistas y, con ellos, las temáticas abordadas, todas ellas, empapadas de rebeldía e intensidad. Nos parece especialmente reseñable la última temporada de la serie, en la que nos reencontramos con algunos de los personajes adolescentes ya convertidos en adultos. ¿Se habrán cumplido sus sueños de juventud o las circunstancias de la vida les habrán llevado por caminos inesperados y, quizá, no deseados?

*Arancha Sanz Seligrat es la community manager de la Fad. Dentro de esta institución, también ha sido técnica de cooperación en República Dominicana. Licenciada en Periodismo y Máster en Periodismo Digital, su trayectoria profesional ha transcurrido entre editoriales, agencias de noticias y oenegés.  Es una apasionada de la escritura creativa, los pugs y la cultura de Internet.