Autor: Alicia Avilés Pozo
19 diciembre, 2018

Repasamos algunos ejemplos de asociaciones y colectivos centrados en que el tiempo libre de los y las jóvenes  sirva para la educación en valores

Talleres de customización de ropa, grafitis, deporte, convivencia intercultural, educación ambiental son solo algunas de las decena de opciones existentes

Es Navidad. Es tiempo de fiesta, de celebración, de despedida del año que se va y de vacaciones en el caso de los estudiantes. En los informativos no paramos de ver numerosas llamadas a la responsabilidad para no consumir alcohol y drogas en estas fechas. Da la sensación de que vivimos en un país donde esa es la única opción. Pero los tiempos han cambiado. Aunque la tónica habitual asociada a las celebraciones sea  grandes consumos de comida y alcohol, cada vez hay más jóvenes que se apuntan a otras formas de ocio, gracias a la actividad promovida por ayuntamientos que encargan a asociaciones y colectivos especializadas un plan B de actividades de tiempo libre que nada tienen que ver con ese concepto de ‘desfase’. Y tienen éxito. ¿Avanzamos hacia otro modelo? Puede que lentamente, pero su aceptación es innegable.

Lo que en un principio comenzó como acciones muy minoritarias llevadas a cabo en entornos muy específicos poco a poco ha ido convirtiéndose en algo más. Hay asociaciones juveniles e incluso empresas de ocio que comprenden que los tiempos han cambiado y que han visto un filón en un tipo de ocio que no solamente evita la deriva hacia el alcohol y las drogas sino que también tiene consecuencias muy positivas en adolescentes y jóvenes.

Hay una serie de herramientas imprescindibles que se han ido configurando durante décadas para conseguir un ocio alternativo responsable y también útil. Se trata de programas para dinamizar el ocio, el tiempo libre y la participación juvenil. La mayoría de los programas elaborados por expertos consideran que la motivación y la creación de espacios para la educación no formal deberían estar muy presentes en las políticas de juventud.

“Transformar y mejorar el mundo”

“Debemos proporcionar a la juventud, herramientas, técnicas y recursos que trasmitan las habilidades y conocimientos necesarios para poder desarrollar acciones que puedan transformar el mundo y mejorarlo”, comentan desde la Escuela Urtxintxa de Pamplona.  “Les permite vivir y experimentar, reflexionar y desarrollar un espíritu crítico que queda impregnado en sus personalidades y se fortalecen en una conciencia social basada en los valores universales y en los derechos humanos”.

Por poner otro ejemplo, uno de los más exitosos ha sido el que lleva a cabo Gijón el colectivo ‘Abierto hasta el amanecer’.  Desarrolla un programa de ocio basado en la educación en el tiempo libre mediante actividades deportivas y culturales de carácter socioeducativo durante las tardes y noches de los fines de semana. Lleva más de 20 años funcionando y ofrece una alternativa gratuita de ocio saludable a los y las jóvenes de 13 a 35 años. Emplean recursos de la ciudad en horarios de fin de semana en los que habitualmente estarían cerrados. El núcleo es el ocio responsable, educativo, participativo e igualitario.

Esta asociación tenía en su génesis ser una alternativa al ocio nocturno de fin de semana, pero debido a que las dinámicas del ocio juvenil en el fin de semana han cambiado, se han adaptado a las nuevas tendencias, en particular en lo referente a los horarios y espacios. Es por esta razón por la que con el tiempo han ido ampliando nuestro su horario a momentos de tiempo libre en los que no hay alternativas gratuitas al modelo de ocio dominante, es decir, al centrado en el consumo de alcohol.

Entre sus objetivos actuales está incidir en la reducción de la demanda y el uso abusivo de drogas entre los y las jóvenes en los momentos de mayor consumo, fomentando estilos de vida positivos y saludables; fomentar la utilización de recursos y espacios públicos de que dispone la ciudad, dándoles un uso adecuado en horarios no habituales; implicar al tejido social en la intervención para la mejora de las condiciones de vida de los y las jóvenes dentro de su comunidad; y, además, buscan generar empleo entre la población juvenil que facilite su incorporación social y laboral.

Son las funciones que también tiene otro ejemplo muy destacado: Auca, Projectes Educatius, una empresa de actividades educativas y servicios socioculturales fundada en febrero 2003 y que actualmente cuenta con sedes operativas en las provincias de Alicante y Valencia. Desarrolla su trabajo en los tres ámbitos de actuación propios de la animación sociocultural (social, cultural y educativo). Basa su realización en cuatro ejes: la democracia cultural, la educación para el tiempo libre (creativo, liberador, útil, formativo), educación para la participación (basada en el fomento de valores como la solidaridad, la cooperación o el trabajo en equipo) y el diseño de programas personalizados para el entorno.

¿Qué tipos de actividades desarrollan estos colectivos? Son muy variadas, para que los y las jóvenes puedan elegir y no sea un modelo impuesto o cerrado. En la mayoría de los casos son deportes y juegos lúdico-educativos. Son los que tienen más público, pero también los talleres creativos, con manualidades y posibilidades de desarrollar habilidades artísticas, suelen atraer a jóvenes de entre 12 y 18 años. En los últimos tiempos, la customización de ropa, los cuadros, la repostería, los tatuajes de henna, el maquillaje o los grafitis han ido atrayendo a cada vez más participantes.

Animación a la lectura: cada vez más implantada

Asimismo, las actividades de animación de animación a la lectura son cada vez más populares. Las bibliotecas han salido a las calles para incitar a leer todo tipo de libros desde el divertimento, incitando al protagonismo de e la literatura y animando que la practiquen con, por ejemplo, concursos literarios, talleres de poesía o de creación de guiones para cortometrajes. Otras opciones son acciones de convivencia intercultural con salidas al cine, al teatro o a espectáculos música; y también educación ambiental, ayudando a apreciar el entorno y a participar en talleres relacionados con el medio rural y natural.

No todas las opciones se llevan a cabo a nivel municipal. También hay regiones como Extremadura, País Vasco o Murcia (en este caso, ha crecido mucho la iniciativa Hábitat Cultural) cuyos Consejos regionales de Juventud elaboran cada año programas actualizados de actividades con un amplio margen de edad: desde los 12 hasta los 25 años., Todas ellas tienen común que suponen la implicación con su localidad, el impulso de la participación y el desarrollo de la Educación No Formal y los valores humanos transmitidos a través de ella. Algo que ha cambiado igualmente en los últimos años es que la mayoría de las iniciativas también permiten que sean los propios jóvenes los que diseñen estas actividades. Participación cien por cien.

Finalmente, hay otra posibilidad que en Navidad suele tener mucho recorrido: el voluntariado. Esta cuestión, que ya hemos abordado en Planeta Joven en alguna ocasión, adquiere gran importancia porque coincide con las vacaciones escolares o de la Universidad y porque los llamamientos a la solidaridad calan más en estas fechas. Toda las ONG, desde las estatales a las locales abren esta vía durante el periodo navideño y cada año son más los y las jóvenes que se apuntan a poner su granito de arena en ayudar a los demás: desde participar en recogida y distribución de ropa y alimentos hasta acciones directas de inclusión social, el margen es ilimitado. Solo hay que proponérselo y pasar a la acción.