Autor: Fad Juventud
26 octubre, 2016

•Un 74% considera bastante o muy probable tener que trabajar de lo que sea, un 67% tener que depender económicamente de su familia y más de la mitad cree que deberá marcharse al extranjero para trabajar en los próximos dos años.

•El estudio analiza, a través de una encuesta personal a 2.013 jóvenes de 16 a 29 años, las expectativas, necesidades y deseos de los jóvenes en relación a su formación y a sus perspectivas de incorporación al mercado laboral. 

•La investigación ha sido elaborada por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, un centro creado por la FAD gracias al apoyo de Banco Santander y Telefónica.

Los jóvenes son, sin duda, uno de los colectivos que de forma más directa han sufrido y sufren los efectos de la crisis económica. Los jóvenes (entre los 20 y 29 años) soportan una tasa de paro del 35,7%, además de precariedad y bajas remuneraciones.

Una situación que dura años y que ha provocado que casi la mitad (45%) crean que tendrán menos oportunidades laborales que sus padres.

El conjunto de los datos refleja una visión negativa de su futuro laboral: un 74% considera bastante o muy probable tener que trabajar de lo que sea, un 67% tener que depender económicamente de su familia y más de la mitad cree que deberá marcharse al extranjero para trabajar en los próximos dos años.

Aunque mayoritariamente se muestran dispuestos a esforzarse en conseguir escapar de un destino generacional bastante negativo mediante la formación, existe un grupo importante que parece haber asumido un horizonte desesperanzador para ellos: esperan poco del futuro, creen escasamente en sus posibilidades y aceptan resignados una perspectiva donde la inclusión laboral es de mera supervivencia.

Quizás la conclusión más importante debe referirse a que, más allá de lo ya conocido de que la crisis ha afectado especialmente a los más vulnerables, el impacto negativo no sólo ha quebrado el presente sino que ha condicionado la base de las expectativas, la autoconfianza y los recursos de esos jóvenes más vulnerables. Dicho de otra manera: las personas menos preparadas, las clases sociales con menos recursos, han sufrido una merma coyuntural en su calidad de vida y, sobre todo, más allá de eso, un cercenamiento en sus expectativas, que los condenan a la resignación, a la renuncia a superar la crisis, a una vida low cost.

Estas son algunas de las principales conclusiones del estudio “Jóvenes y empleo, desde su propia mirada” que ha sido presentado hoy por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud en el Espacio Fundación Telefónica en el marco de la jornada “Jóvenes y empleo, una mirada desde el Derecho, la Sociología y la Economía” en la que han participado casi un centenar de profesionales de distintos ámbitos.

La investigación analiza –a través de una encuesta personal a 2.013 jóvenes de 16 a 29 años– las expectativas, necesidades y deseos de los jóvenes en relación a su formación y a sus perspectivas de incorporación al mercado laboral.

En el estudio se abordan cuestiones como la utilidad percibida de los estudios cursados o su adecuación a las expectativas de las empresas; qué medidas reclaman para activar la contratación juvenil; lo que piensan de la labor de las administraciones en este terreno o si contemplan la emigración como alternativa de futuro, entre otras muchas.

CONSIDERAN LA FORMACIÓN PROFESIONAL MÁS ÚTIL QUE LA UNIVERSIDAD

Los jóvenes españoles siguen confiando de manera abrumadora en su formación como la mejor vía para encontrar trabajo: casi 3 de cada 4 entrevistados los consideran una herramienta útil de cara a su inserción laboral, siendo mayoría (54%) los que sostienen la versión más positiva. Son muchos menos en proporción los que declaran una confianza baja en el valor de los estudios como instrumento para encontrar empleo (14,4%) y, una parte muy poco significativa (6,5%), afirma que no servirán directamente para nada.

La gran mayoría de jóvenes (61,7%) cree que su formación es adecuada para las necesidades laborales, un 32% piensa que es escasa y, apenas el 3%, reconoce una sobrecualificación.

En cuanto al tipo de formación que consideran más útil, casi un 76% piensa que los estudios obligatorios no son útiles, por sí solos, para encontrar trabajo.

La suma de quienes creen que los estudios universitarios son útiles para sumarse al mundo laboral supera por poco el 62%. Los que piensan que solo es “regular” representan el 27,6%. Porcentajes muy minoritarios para los que piensan que “poco” o “nada”.

Por el contrario, entre quienes estudian o han estudiado FP, el 76,6% piensa que son estudios “muy” o “bastante” idóneos para preparar para el mundo laboral. Es el porcentaje más alto de reconocimiento de utilidad de unos estudios en la preparación para el trabajo, en la opinión de quienes cursan esos estudios.

En cuanto a la razón más frecuente en la elección de estudios universitarios se refiere a la vocación (casi el 82%). A mucha distancia se sitúa una atribución utilitarista, para encontrar trabajo (38%); y en tercera posición, pero con mucho menor apoyo, la influencia de los progenitores (18,6%). El resto de motivaciones son prácticamente residuales.

Razones para elegir estudios universitarios. Respuesta múltiple (máx. 2).Datos en %

POLÍTICAS DE FORMACIÓN Y PROMOCIÓN DE EMPLEO

Una buena parte de los jóvenes opina que la actuación de las diferentes administraciones  para favorecer el empleo es escasa, que o no “hacen nada” o “hacen, pero poco” (porcentajes que superan el 50% de entrevistados). Si sumamos a los que declaran que las medidas son “insuficientes”, en torno al 80% de jóvenes critican con mayor o menor dureza su papel.

Esta visión negativa se acentúa en los jóvenes de mayor edad, en los que sólo alcanzaron el nivel obligatorio de enseñanza, en los que sólo trabajan, en los de clase baja y media baja, y en lo que están en paro.

Medidas de las administraciones para favorecer empleo.

Base: Total Muestra. Datos en %

Además, la investigación ha detectado un claro déficit informativo sobre ayudas y programas públicos de formación para el empleo de este tipo de programas entre los jóvenes: muy pocos entrevistados declaran tener abundante o suficiente información de los programas públicos (23.8%). La calificación de escasa es la mayoritaria (casi el 53%), seguida de la respuesta ninguna (21.4%).

En cuanto a la visión de las empresas, los jóvenes perciben que buscan trabajadores con “conocimientos y formación” (39.6%), “iniciativa” (38.8%) y la “capacidad de trabajo en equipo” (32%).

A relativa poca distancia, señalan un paquete de características: “que acepten las condiciones laborales, sean las que sean” (29.3%), “capacidad de adaptación” (26.8%) y la de “aprendizaje” (25.6%), “entusiasmo” (21,2%) y la “obediencia” (20,1%).

Una visión que pone por encima la proactividad, la responsabilidad y la iniciativa de las personas trabajadoras pero matizada por otra, casi igualmente potente, que muestra la convicción por parte de los jóvenes de que las empresas demandan sobre todo sujetos adaptables y pasivos.

Lo que reclaman  a la Administración son ayudas para encontrar empleo (49,5%) e incentivos a empresas para contratación juvenil (30,5%).

EXPECTATIVAS ANTE EL EMPLEO

La difícil situación no parece haber mermado las exigencias de los jóvenes frente al trabajo, al menos en el plano ideal. La opción más deseada (44%) pasa por la expectativa de las mejores condiciones posibles (adecuación al perfil personal, buena remuneración, en el lugar de residencia). A considerable distancia aparecen minorías que renuncian a una u otra exigencia (en proporciones más o menos idénticas), o que incluso no piden más que tener un trabajo (11,1%), sin exigencia alguna.

Como en muchos otros aspectos, las visiones más negativas y desesperanzadas son mostradas por aquellos jóvenes con menor nivel de estudios y clase social.

¿Qué tipo de trabajo estás buscando o buscabas cuando no estabas trabajando?

Base: Total Muestra  Datos en absolutos y %.

No obstante estas expectativas ideales, conscientes del momento, lo que más valoran y buscan, es la estabilidad (72,1%), muy por encima de los ingresos, la proyección o la conciliación.

A la hora de valorar un trabajo/empleo, ¿cuál de los siguientes aspectos son para ti los más importantes? Datos en absolutos y %. Base: Total Muestra. Respuesta múltiple.

La mitad de los jóvenes (49%) considera que las condiciones del empleo en España seguirán igual, por un 32% que considera que mejorarán y un 13% que afirma que empeorarán. Teniendo en cuenta la difícil situación del mercado laboral en nuestro país, las expectativas no son muy halagüeñas.

Lo que se cree que tendrá un mayor nivel de dificultad será encontrar o mantener un trabajo que les guste (66% lo ve así) y formar un hogar o familia (63%). Las demás opciones también se perciben como difíciles y son mayoría quienes piensan que les será muy difícil conseguir autonomía en cualquier aspecto.

Grado de dificultad percibida en los próximos dos o tres años para cada una de las siguientes cuestiones. Escala de 0 (ninguna dificultad)  a 10 (dificultad máxima). Resultados en % escala agrupada. Excluidos NS/NC.

El 35% de la muestra considera bastante o muy probable tener que emigrar por motivos laborales, un 23% lo considera algo probable, y un 38% lo considera poco o nada probable. Es decir, aunque las repuestas están bastante repartidas, en general, hay más jóvenes que consideran que hay probabilidades de tener que emigrar.

Como parece lógico, entre quienes consideran que las condiciones del empleo en España empeorarán en los próximos dos años, se observa mayor probabilidad de tener que emigrar.

Pese a identificar esa posibilidad, sólo el 4% considera la emigración como primera opción en la búsqueda de empleo, mientras un 24% lo observa como alternativa en caso de encontrar una buena oportunidad, y un 32% como una alternativa en caso de necesidad.

Para uno de cada cuatro jóvenes supone el último recurso, y un destacado 12% no se plantea esta cuestión. En definitiva, la emigración no se ve como una opción deseada, sino como fruto de la necesidad.