¿Qué es un droga?

Droga es toda sustancia cuyo consumo actúa sobre el sistema nervioso, modificando el psiquismo y su abuso produce diversas consecuencias tóxicas agudas y crónicas, entre ellas el estado de dependencia.

¿Por qué nos enganchamos a las drogas?

La dependencia a una sustancia se caracteriza por una adaptación psicológica, fisiológica y bioquímica, consecuencia del consumo reiterado de dicha sustancia. A medida que se establece la dependencia, el consumo se hace cada vez más necesario para evitar el síndrome de abstinencia, a la vez que puede producirse una disminución progresiva de los efectos de la droga. De esta forma, se producirá la necesidad de ir aumentando la dosis con el fin de alcanzar los efectos iniciales. A este fenómeno se le llama tolerancia.

¿Todas las drogas generan tolerancia?

El fenómeno de la tolerancia no se presenta en todas las drogas ni el organismo se acostumbra de igual modo a los distintos tipos de sustancias. Así pues, dependiendo de las sustancias y de las características propias del individuo se podrá generar una mayor o menor tolerancia frente a una sustancia.

¿Es fácil controlar la cantidad que se consume?

Cuando consumimos drogas, los propios efectos de las sustancias alteran nuestra capacidad de ejercer un control sobre su consumo, es decir, alteran nuestra capacidad de análisis de la realidad y de toma de decisión sobre los consumos que realizamos.

¿Qué efectos se producen cuando falta la droga si hay dependencia?

Cuando se retira de forma brusca o se disminuye el consumo de una droga que ya ha producido dependencia, aparecen síntomas psíquicos y físicos diferentes según la sustancia. A este conjunto de síntomas se le llama Síndrome de Abstinencia. Algunos síndromes de abstinencia requieren atención médica, como es el caso del alcohol y los barbitúricos. Otras sustancias presentan síndromes de abstinencia, que en muchos casos no presentan signos muy marcados o aunque los presente no reviste riesgo para el consumidor.

¿Todas las drogas están adulteradas?

La mayor parte de las drogas ilegales se presentan mezcladas con otros componentes (adulterantes).
El objetivo de esta práctica habitual, es conseguir mayor beneficio económico de la venta de la sustancia. Con la misma cantidad, se consiguen más dosis. Estos adulterantes varían según la droga y pueden producir daños difíciles de predecir, incluso más perjudiciales que la propia droga. Algunos de estos adulterantes son: cafeína, lactosa, talco, tiza, yeso, polvos de limpieza, etc.

¿Todo consumo significa un problema?

La respuesta sería NO. Se puede usar una droga y no necesariamente este consumo tiene que derivar en un problema con dicha sustancia. Pero, ¡cuidado!, la adicción a una sustancia es un proceso, por lo tanto, un uso inicial puede derivar en un abuso o en un problema de drogodependencia, es decir, todo contacto con una sustancia aumenta el riesgo de consumos problemáticos en el futuro.

¿La drogodependencia es una enfermedad?

La drogodependencia afecta a aspectos físicos, psicológicos y sociales del individuo, a la salud en general, por lo que sí puede considerarse una enfermedad. Sin embargo, cuenta con un aspecto peculiar: la decisión sobre el consumo y la responsabilidad del individuo son vitales, tanto en las situaciones de inicio, como en el mantenimiento y en el posible tratamiento.

¿Consumir varias sustancias aumenta el peligro para la salud?

El consumo de varias sustancias, mezcladas o consumidas alternativamente, multiplica los riesgos. Esta pauta de consumo, conocida como policonsumo, es la más habitual. De hecho, es difícil encontrar personas que consuman una única sustancia, aunque sí es frecuente que se consuma una de ellas de forma principal.

¿Cuándo podemos hablar de intoxicación?

Se produce, bien cuando se toma una cantidad excesiva de una sustancia que el organismo no consigue asimilar, o por la toxicidad de alguno de sus componentes/adulterantes. La intoxicación aguda requiere una intervención sanitaria urgente.

¿Cuándo se puede producir una sobredosis?

Cuando se produce una intoxicación aguda, estamos ante un caso de sobredosis. La sobredosis se produce cuando introducimos más sustancia en el organismo de la que éste es capaz de metabolizar. De esta forma, se puede llegar a estados graves de salud (ej. coma) e incluso a la muerte.

¿Cómo podemos clasificar las distintas drogas?

Las drogas han sido clasificadas de diversas maneras, pero la clasificación con mayor aceptación se basa en los efectos sobre el Sistema Nervioso Central, y como consecuencia, sobre el cerebro y el resto del organismo. Así las sustancias se dividen en: depresoras (atenúan o inhiben su funcionamiento), estimulantes (aceleran su funcionamiento) y perturbadoras (alteran su actividad y la percepción de la realidad).

¿Cuál es la sustancia más peligrosa?

Aunque hay drogas que podríamos considerar más peligrosas que otras, y no siempre de forma coincidente con su imagen, cualquier sustancia lleva implícito un riesgo que dependerá del uso que se realiza de ellas, las particularidades del organismo que las consume, las formas de consumo (frecuencia, cantidad, vía de administración y tiempo de consumo), el contexto de consumo, las razones por las que son consumidas, etc.

¿Las drogas afectan de igual modo al sistema nervioso?

No. Las drogas pueden afectar de distinto modo al Sistema Nervioso Central. Existen sustancias que estimulan la actividad de este sistema, otras que deprimen o entorpecen su funcionamiento y otras que trastocan su funcionamiento habitual provocando alteraciones en la percepción de la realidad. Algunas sustancias comparten las propiedades de estimulación/perturbación, como el éxtasis o depresión /perturbación como el cannabis.

¿Qué alteraciones físicas producen los consumos de drogas?

Las drogas pueden generar múltiples alteraciones orgánicas, afectando a diferentes órganos. La gravedad de estas alteraciones dependerá de diversos factores como los relacionados con el sujeto (la predisposición a padecer ciertas patologías, el cuidado sobre su estado de salud, la edad…), la sustancia y las formas de consumo (tipo de sustancia, forma de administración, frecuencia y condiciones del consumo…).

¿Las drogas pueden desencadenar alteraciones psicológicas?

Sí. Las drogas pueden producir alteraciones en el plano psicológico que pueden ser muy variables: cambios en el estado de ánimo, entorpecimiento de las funciones relacionadas con el aprendizaje, la memoria, la concentración, aparición de ideas paranoides, alucinaciones, delirios, crisis de ansiedad, estados de ánimo muy cambiantes, reacciones de pánico, apatía, agresividad, o incluso trastornos psicóticos. Todas estas alteraciones dependerán de la sustancia, el uso que se realice de ellas y las características individuales del consumidor, incluyendo su predisposición biológica.

¿Las drogas pueden desencadenar también problemas sociales?

En general, cuando se instaura un proceso de dependencia, el área social del consumidor se puede ver muy afectada, generando diversas alteraciones en este campo: problemas familiares, dificultades en las relaciones con los amigos, problemas de pareja y de convivencia, conflictos escolares y laborales, problemas legales.

¿Las drogas sólo tienen efectos negativos?

Las drogas tienen la particularidad de producir efectos placenteros muy variables, lo cual puede llevar a repetir los consumos en busca de las mismas sensaciones; euforia, reducción de la fatiga, lucidez mental; o por el contrario: relajación, disminución del dolor, sensación de bienestar; o bien: alteraciones en la percepción de la realidad, sensación de mayor agudeza sensorial, etc.

¿La dependencia es lo que hace peligrosa una droga?

La dependencia es uno de los riesgos más que conlleva el consumo, pero no el único. Hay sustancias y situaciones que son muy peligrosas incluso aunque su consumo no haya generado una adicción todavía o no lo haga nunca: consumo de sustancias adulteradas o muy puras, personas con susceptibilidad a desencadenar problemas psicológicos, embarazadas, consumos en grandes dosis, mezcla de sustancias, conducir bajo los efectos de las drogas…

¿Todo consumo de sustancias lleva a una adicción?

El hecho de tener un contacto con las drogas no significa que se sea drogodependiente, ni que necesariamente se vaya a serlo. Desde los primeros contactos, hasta que la dependencia queda instaurada, se pasa por un proceso que se prolongará en el tiempo de forma variable y que supondrá ir dando una serie de pasos hasta que se llegue a la adicción. Según los resultados que el individuo vaya obteniendo irá dando los pasos siguientes hacia consumos cada vez más problemáticos. Uno de los mayores riesgos de este proceso, que siempre es reversible, es la idea subjetiva de control.

¿Existen diversas formas de consumo?

Si. Existen los consumos experimentales de una o varias sustancias (suelen corresponder a situaciones de consumo inicial); consumos ocasionales donde se realiza un uso intermitente de la droga, conociendo sus efectos, aunque sin depender aún; consumos habituales donde se utiliza la droga frecuentemente, pudiendo implicar riesgos para la salud; y consumos compulsivos donde el sujeto necesita la sustancia y toda su vida gira en torno a ella a pesar de haber experimentado ya consecuencias negativas.

¿En cuánto tiempo me puedo convertir en adicto?

La adicción es un proceso complejo y variable que depende de muchos factores por lo que no existe un tiempo concreto a partir del cual una persona pueda considerarse adicta. Sin embargo, suele ser frecuente que, a mayor cantidad de consumo, mayor frecuencia, menor edad en el afectado, menor distanciamiento entre dosis, consumos prolongados y dependiendo de la vulnerabilidad del individuo, el tiempo se vaya reduciendo.

¿Existen diferentes formas de administrarse las drogas?

Sí. Las principales vías de administración son: Oral (se ingiere y pasa al sistema digestivo desde donde pasa a la sangre y de ahí al cerebro); Fumada/inhalada (se inhala el humo o los vapores después de ser quemada o calentada); Esnifada en polvo (la droga se introduce por las fosas nasales, se absorbe por las membranas mucosas y llega al torrente sanguíneo); Inyectada (la droga llega directamente al cerebro a través de la corriente sanguínea. Los efectos son inmediatos).

¿La vía de administración influye en la peligrosidad de la sustancia?

La vía de administración influye en el tiempo que tarda el consumidor en sentir el efecto de dicha sustancia, en su intensidad y en la mayor o menor afectación del organismo, pero no influye en el resultado final sobre la posibilidad de generar dependencia. Por ejemplo, la heroína genera dependencia tanto fumada como inyectada, si bien por vía intravenosa aumenta la posibilidad de transmisión de enfermedades infecciosas si no se toman las precauciones adecuadas (desinfectar el material, no compartirlo y eliminar de forma segura el instrumental).

¿Se puede hacer un uso seguro de las drogas?

Es posible utilizar las drogas sin que el sujeto se convierta necesariamente en drogodependiente. Sin embargo, conviene tener presente que hay drogas en las que su simple consumo puede implicar un riesgo para la salud: el uso en situaciones de riesgo (conducción, embarazo, trabajo, etc.), el uso de material infectado, la pureza de la droga, la predisposición física y/o psicológica hacia ciertas enfermedades, los adulterantes…

¿Existen pautas de consumo de menor riesgo? ¿Cuáles son?

Sí. Las pautas de consumo de menor riesgo, es decir, aquellas pautas o comportamientos en los que, aun existiendo un consumo se trata de minimizar los efectos negativos del mismo, serían: informarse sobre la calidad y efectos de las sustancias, consumir dosis bajas, espaciar al máximo el consumo, no mezclar sustancias, utilizar las drogas en un contexto tranquilo y si es posible acompañado de una persona que no consuma, no compartir utensilios para evitar infecciones, no utilizarla en situaciones de riesgo (conducción, embarazo, trabajo, etc.), cuando existen patologías orgánicas o psicológicas que se puedan agravar por estos consumos…

¿Consumir varias sustancias aumenta el peligro para la salud?

La mezcla de dos o más sustancias aumenta el peligro de su uso y los problemas derivados tanto del efecto inmediato al consumo, como aquellos que pueden aparecer a largo plazo.

¿Se puede detectar el consumo de drogas mediante algún análisis?

El consumo de drogas se puede detectar mediante diversos métodos, siendo uno de los más utilizados por su relativa sencillez y fiabilidad la analítica de orina. A través de él, es posible la detección de las diversas sustancias que haya podido consumir una persona, pero es preciso tener en cuenta que cada una de ellas tiene un tiempo de detección propio.

¿Cuál es la utilidad de estas detecciones?

Son útiles en programas preventivos y asistenciales, en determinadas condiciones metodológicas y con cuidado de cumplir exigencias éticas (consentimiento global informado) y legales (confidencialidad, “cadena de custodia”). No deben ser utilizados como un simple mecanismo de vigilancia o de corrección, ni al margen de criterios claros y con control profesional.

¿Qué relación existe entre el consumo de drogas y el VIH/SIDA?

En relación con el consumo de drogas, el VIH/SIDA puede transmitirse al compartir los materiales utilizados para el consumo, tales como, jeringuillas, filtros, cilindros para el consumo por vía intranasal y cualquier otro material que ponga en contacto el virus con el torrente sanguíneo de la persona sana. Otro factor de riesgo es mantener relaciones sexuales bajo los efectos de una droga. Este hecho puede favorecer prácticas de riesgo y aumentar la probabilidad de adquisición del virus.

¿Se pueden prevenir los problemas de los consumos de drogas?

Existe un conjunto de medidas encaminadas a evitar, reducir y/o retrasar el abuso de estas sustancias o en caso de haberse producido, reducir al mínimo las consecuencias negativas de tal abuso. Los programas de prevención de drogodependencias actuales, persiguen principalmente estos objetivos.

¿Reduciendo la oferta de sustancias evitamos el problema?

El consumo de drogas no sólo se produce porque exista oferta de sustancias, es más, ésta existe porque hay una demanda por parte de los individuos hacia determinadas sustancias y, a la vez, la demanda se satisface porque hay oferta. Ambos factores están muy relacionados por lo que la intervención preventiva debe actuar sobre la oferta y la demanda. Si sólo actuamos reduciendo la oferta continuaremos teniendo una población que desea satisfacer unas necesidades a través de los consumos de drogas y, por lo tanto, demandantes de las mismas.

¿Por qué es importante la educación en la prevención?

Educar a los individuos para que mantengan relaciones responsables con las drogas, para que aprendan a enfrentarse a la vida y sus diferentes situaciones sin necesidad de recurrir a ellas, es uno de los principales objetivos de la prevención. Para ello la formación en valores, hábitos, actitudes y habilidades personales y sociales es de vital importancia y la educación es el medio idóneo para ello. Estamos hablando, en definitiva, de la Educación para la Salud.

¿En qué campos podemos intervenir?

Las actuaciones preventivas se desarrollan principalmente en cuatro ámbitos: familiar, escolar, laboral y comunitario. En todos ellos se pueden transmitir valores y actitudes adecuados para fomentar la prevención de drogodependencias. Actualmente, existen programas específicos para cada uno de los ámbitos (cursos de formación para padres, mediadores sociales, programas de prevención en empresas, para escolares…) impartidos por profesionales de distintas.

¿Cualquier persona puede hacer prevención?

Sí. La base primordial de la prevención del consumo de drogas es la educación, y esto es tarea de todos. Padres, madres, profesores, educadores, medios de comunicación, etc. Todos los miembros de una sociedad participan en la formación de los individuos, por lo tanto, todos tienen responsabilidad en este campo. No obstante, desde cualquier lugar del que se intervenga será importante contar con el apoyo de profesionales y de conocimientos específicos sobre el tema.

¿Por qué se consumen drogas?

Ante esta pregunta, debemos plantearnos otra ¿existe una única causa que lleve a una persona a consumir drogas? La respuesta sería NO. Diferentes variables interactúan dando como resultado un consumo. A estas variables se las denomina Factores de Riesgo. Los factores de riesgo son aquellas características de la sustancia, de la persona o del ambiente que incrementan la probabilidad de que una persona consuma drogas o que este consumo le cause problemas importantes.

¿Cuáles son los factores de riesgo?

Los factores de riesgo se clasifican en tres grandes grupos: factores de riesgo vinculados a la sustancia, al propio individuo o al ambiente/contexto social. Conviene señalar que no existe una causalidad directa entre los factores de riesgo y el consumo de drogas, se trata de una cuestión de probabilidad, resultante de la combinación y la interacción entre ellos. El conocimiento de estos factores nos ofrece la posibilidad de intervenir con más éxito en las áreas expuestas.

¿Existen personas más vulnerables a los consumos de drogas?

No podríamos decir que exista una personalidad drogodependiente, aunque sí es cierto que algunas características individuales pueden hacer más probable el inicio de un consumo cuando este interactúa con factores de tipo social y con los propios de las sustancias. La baja autoestima, la dificultad para tomar decisiones, la incapacidad para resolver problemas sin ayuda externa o la intolerancia a la frustración pueden ser algunos de los factores que inclinen al individuo hacia un consumo irresponsable.

¿Podemos protegernos de las drogas?

Existen variables individuales, ambientales y sociales que pueden inhibir, reducir o atenuar la probabilidad de uso y/o abuso de drogas. Estas variables se llaman Factores de Protección. Desde diferentes ámbitos se puede potenciar el desarrollo de este tipo de factores; transmitir valores y actitudes positivas hacia la salud, fomentar la capacidad para tomar decisiones, la responsabilidad, crear un agradable clima familiar y laboral, transmitir un compromiso con la comunidad.

¿Qué signos/síntomas pueden ayudar a detectar un abuso de drogas?

Algunos signos de cambio hacia hábitos de consumo pueden ser: empeoramiento del aspecto físico y falta de cuidado personal (higiene, ropa, cuidado de la salud…), cambios en el estilo de vida (pérdida de interés en actividades, tendencia al aislamiento…), cambios en el estado de ánimo y en los ritmos del sueño y vigilia, pasividad e indiferencia ante su entorno, aumento de las necesidades económicas, delegación de responsabilidades… Este tipo de signos hay que tomarlos con mucha cautela. Es solo la interacción entre ellos la que puede determinar mayores probabilidades de abuso. En caso de duda, lo más importante es hablar con la persona concreta, sabiendo que, si es necesario, se puede contar con asesoramiento profesional.

¿Hay que hablar de drogas para evitar los consumos?

Las drogas existen en todas las sociedades por lo que es necesario que las personas conozcan sus riesgos de forma clara y objetiva. Esta acción informativa es necesaria, pero no suficiente. Si no damos información adecuada por miedo a despertar curiosidades, realmente estaremos fomentando esa curiosidad, y además nos arriesgaremos a que se busque esa información a través de otras fuentes, quizás no lo suficientemente preparadas e informadas (amigos, medios de comunicación…).

¿Qué papel desempeñan los medios de comunicación y la publicidad?

Los medios de comunicación y la publicidad ejercen una influencia indiscutible sobre las personas. Por una parte, contribuyen a crear corrientes de opinión y por otra se convierten en la fuente de información predominante en un amplio abanico de temas, incluyendo las drogas. Por este motivo, los medios pueden convertirse en una herramienta preventiva muy útil. Pero, para ello, es necesario que los contenidos relacionados con las drogas se traten siempre con responsabilidad, profesionalidad y una especial sensibilidad que prime la labor social al acaparamiento de audiencias.

¿Influyen los valores de una sociedad sobre los consumos de su población?

El sistema de valores de una persona orienta su conducta por lo que, dependiendo de los valores interiorizados, cada individuo se verá más o menos inclinado al consumo de drogas. De acuerdo con recientes investigaciones podemos citar algunos valores que son considerados, aunque sea de forma muy diversa, de riesgo: la competitividad, el afán de experimentación, el inmediatismo, la insolidaridad, la intensa necesidad de integración, la curiosidad por la aventura, etc.

¿Es necesario aprender a convivir con las drogas?

Las drogas están presentes en nuestra sociedad, convivimos con ellas. Todos tenemos a nuestro alcance alguna sustancia, incluso dentro de nuestra casa (ej. alcohol o tabaco). Por lo tanto, debemos aprender a convivir adecuadamente con ellas, a situarnos ante ellas y a defendernos de sus riesgos. Esta buena convivencia significa conocerlas, darles su lugar y comprender la importancia que tiene la prevención, tratando de actuar, en la medida de lo posible, como agentes preventivos.

¿Se están dando respuestas suficientes en materia de prevención?

Durante años, la intervención terapéutica ha sido el objetivo prioritario en la lucha contra las drogas. Sin embargo, en la última década se ha comprobado que es más eficaz, e incluso más rentable, prevenir para que el problema no se llegue a producir que intervenir una vez que el problema ya está presente. Por este motivo, tanto las administraciones públicas como entidades y asociaciones de carácter privado, están destinando esfuerzos y presupuestos al diseño y al desarrollo de programas de prevención.

¿Dónde puedo informarme sobre recursos de prevención?

En todas las comunidades autónomas y las ciudades autónomas a través de las Oficinas de Coordinación de Drogodependencias, donde podemos informarnos sobre los programas de prevención que se están desarrollando. Para más información, llamar al Servicio de Información y Orientación Telefónico sobre Drogodependencias de la Fad, al número 900 16 15 15

¿En qué consiste un tratamiento de drogodependencias?

Un tratamiento de drogodependencias es un proceso que persigue la mejora de las condiciones en la situación del consumidor y un cambio en su estilo de vida. Este proceso, de duración variable, comienza por el paso previo e indispensable del reconocimiento del problema, del convencimiento de la necesidad de realizar un cambio en el estilo de vida y la aceptación de ayuda externa para mejorar su situación. Una vez iniciado el tratamiento existen diferentes metodologías, modalidades asistenciales, objetivos… todos ellos desarrollados a través de estrategias terapéuticas (psicológicas y sanitarias) educativas y sociales.

¿Cuándo es necesario realizar un tratamiento de drogodependencias?

Cuando las drogas se integran en la vida de una persona, de tal manera que la organizan supeditando otras metas vitales como relaciones afectivas estables, mantenimiento de un trabajo, del nivel de estudios o acarreando problemas legales, se hace imprescindible solicitar un tratamiento. Sin embargo, no es necesario esperar a situaciones de gravedad para recurrir a un centro asistencial ya que en ellos, los consumidores y sus familias, van a encontrar información y orientación para analizar, valorar y abordar la situación de consumo planteada.

¿Se pueden abandonar las drogas sin ayuda?

En teoría, de las drogas se puede salir sin ayuda externa ya que la opción del consumo es una decisión personal. Pero, en la práctica, la realidad nos dice que esto no es sencillo de conseguir de forma individual, sobre todo cuando se ha llegado a la dependencia. La ayuda externa, los programas asistenciales y la familia, facilitan la consecución de un objetivo que presenta grandes dificultades de alcanzarse de otra forma, mediante estrategias diseñadas específicamente para ello y contrastadas a través de la experiencia.

¿Qué se consigue con los tratamientos?

Un objetivo deseable y que se consigue a través de la intervención asistencial, es que la persona permanezca en la abstinencia a las drogas, es decir, que no necesite consumir, abordando su dependencia tanto a nivel físico como psicológico. También existen tratamientos en los que no se plantean estas metas, sino que se persigue una mejora en la calidad de vida, o lo que es lo mismo, una reducción del daño producido por los consumos, sin pretender la abstinencia a la sustancia consumida.

¿Qué tipos de tratamientos existen?

Según los objetivos marcados por los programas, existen:
– Programas Libres de Drogas: Su objetivo es la abstinencia y el cambio en el estilo de vida del drogodependiente. Tienen tres fases; desintoxicación (se trata la dependencia física), rehabilitación (se reestructura la vida del individuo recuperando las relaciones familiares, sociales…) y la reinserción (se facilita su adaptación al medio social).
– Programas de Reducción de Daños: su objetivo es la mejora de la calidad de vida del consumidor sin pretender su abstinencia (programas de metadona, centros de emergencia social, dispositivos móviles…).

¿Cómo se accede a ellos?

La oferta asistencial se caracteriza por la existencia de los Centros de Referencia, que son la puerta de entrada a la red asistencial pública. A ellos se puede acudir de forma directa y gratuita. En estos centros se valora cada caso, las distintas situaciones y formas de consumo (edad, tiempo de consumo, sustancias consumidas, vía utilizada, estado de salud…) y se diseña, de acuerdo con estas características, el programa de intervención más adecuado. Además existe también la posibilidad de realizar tratamientos a través de recursos privados.

¿Cuánto suelen durar?

La duración de los tratamientos es bastante variable, ya que depende mucho de la evolución de cada persona, de su situación personal y social, de los objetivos a alcanzar… Pero, por lo general, los tratamientos libres de drogas tienen una duración que suele oscilar entre uno y dos años, no contando con una duración definida los programas de reducción del daño.

¿Qué profesionales realizan los tratamientos?

Los tratamientos son llevados a cabo por equipos multidisciplinares de distintos ámbitos de actuación, principalmente el sanitario, el educativo y el social, así se incluyen médicos, psicólogos, trabajadores sociales, educadores, monitores, personal de enfermería, etc. Es importante informarse acerca de la cualificación profesional del personal encargado de estos programas ya que existen centros que no cuentan con esta condición.

¿Existe algún programa o recurso de tratamiento con mayor garantía de éxito sobre los demás?

No hay ningún recurso mejor o peor que otro. Lo que ocurre es que no todos los tratamientos son los adecuados para todos los casos. Por lo tanto, es muy importante adaptar las necesidades que presenta el consumidor con respecto a los objetivos que se van a plantear para su recuperación y por lo tanto, al recurso que se seleccione.

¿Cuál es la posibilidad de éxito de los tratamientos?

Esto es algo que depende de muchos factores, entre ellos la motivación del afectado por salir del problema, su implicación en el programa, el apoyo familiar con el que cuente, el equipo de profesionales y el programa terapéutico elegido… La actuación coordinada entre todos los factores que componen el proceso asistencial, favorece el avance del proceso y, por lo tanto, el éxito terapéutico.

¿Todos los programas de tratamiento persiguen la abstinencia?

No. Existen programas cuyo objetivo es la mejora de la calidad de vida de los consumidores (programas de mantenimiento con metadona y programas de los centros de contacto y atención sociosanitaria). En este tipo de tratamientos se persigue que el consumo (difícil de eliminar debido al deterioro físico, personal y social que ha causado) conlleve los menos riesgos posibles. Para ello, se ofrecen sustancias controladas (metadona), instrumental en buenas condiciones sanitarias, servicios básicos sanitarios, de comida e higiene.

¿La metadona es una droga? Entonces ¿qué ventajas tiene?

La metadona es un opiáceo sintético, con efectos similares a los de la morfina y la heroína. Se administra a los adictos a los opiáceos (heroína) como substitutivo. Es una sustancia sanitariamente controlada y su uso está regulado por ley. Las ventajas de la metadona frente a la heroína son: gran control sanitario, se puede administrar oralmente, sus efectos duran 24 horas (frente a las 4 horas de vida media activa de la heroína).

La desintoxicación, ¿supone una completa recuperación?

No. Con la desintoxicación lo único que se consigue es que la persona quede “limpia” físicamente, es decir, que el organismo no necesite la sustancia para funcionar con normalidad. Pero, sólo con este tipo de intervención, no se suprime la dependencia psicológica, por lo que las posibilidades de recaer son bastante elevadas. La desintoxicación es únicamente una etapa tras la cual se debe continuar el proceso terapéutico cuyo fin último será la rehabilitación y la reinserción social.

¿Son frecuentes las recaídas?

Como recaída se entiende la vuelta al consumo de una sustancia durante o después de haber pasado por un tratamiento, aproximando el estilo de vida de ese individuo al que presentaba con anterioridad. No todo consumo se puede considerar una recaída, puede ser una situación puntual que no amenace la continuidad en el tratamiento, ni suponga un riesgo en la evolución del sujeto. Además, hay que tener en cuenta que una recaída no significa que el tratamiento realizado haya sido un fracaso, ya que esto suele ser bastante habitual, formando parte de los procesos asistenciales. Lo importante es la capacidad del afectado para remontar esta situación y realizar un aprendizaje sobre ella.

¿Qué puede hacer la familia?

La familia desempeña un papel importante en el proceso asistencial de un drogodependiente, además de facilitar que el consumidor tome la decisión de hacer algo para remediar su situación, de motivarle para el tratamiento, puede ofrecer un apoyo paralelo al mismo, decisivo en la rehabilitación. Paralelamente al proceso que se realiza con los afectados, existen programas en los que se orienta y se facilitan pautas de actuación para los familiares, capacitándoles para abordar mejor estas situaciones.

¿Qué alternativas existen cuando no hay motivación para el tratamiento?

Cuando el afectado no muestra ningún interés en hacer un tratamiento, ni cambiar su situación de consumo, la actuación de la familia es determinante. Es necesario que la familia marque unas pautas de respuesta claras ante este problema, ya que de ello dependerá, en muchas ocasiones, la toma de decisión final del afectado. Para ello, es de gran ayuda acudir a un Centro de Orientación Familiar, en el que los profesionales ayuden al establecimiento de dichas pautas, con el fin de lograr esa motivación para el tratamiento.

¿Todas las Comunidades Autónomas cuentan con el mismo tipo de tratamientos?

En principio, la red asistencial es la misma en todo el territorio español. Sin embargo, las distintas comunidades autónomas, ciudades autónomas y municipios, han adaptado los programas a las necesidades de sus respectivos territorios, existiendo en cada uno de ellos una especificidad propia en los recursos, sus formas de acceso y programas concretos. Aun así, todas las provincias españolas cuentan con Centros de Referencia que ofrecen información y tratamiento de forma gratuita y con acceso directo a los drogodependientes y sus familias.

¿Dónde puedo obtener información sobre los recursos de tratamiento en mi provincia?

Este tipo de información se puede obtener en los recursos básicos de atención a los ciudadanos, los Centros de Atención Primaria de Salud o los Servicios Sociales Generales, o bien, en las Oficinas de Coordinación de Drogodependencias de cada una de las comunidades autónomas y ciudades autónomas y a través de los Servicios Telefónicos de Información sobre Drogodependencias, como es el Servicio de Información y Orientación Telefónico sobre Drogodependencias de la Fad, en el número 900 16 15 15.

¿Cuál es la sustancia más consumida por la población española?

La droga más consumida por los españoles es el alcohol. En 1999 el colectivo que con mayor frecuencia se embriagaba eran los jóvenes entre 20 y 24 años y alrededor de un millón de españoles bebía en exceso los días laborables. Entre los escolares se encuentra generalizado el consumo de alcohol, especialmente los fines de semana, destacando así mismo, el aumento entre 1995 a 1999 del uso de alcohol entre el colectivo de las mujeres más jóvenes (de 15 a 19 años).

¿Ha habido en los últimos años una evolución en cuanto a los patrones de consumo?

Si, han variado las formas, frecuencias, cantidades y situaciones de consumo, así como las sustancias que se consumen.
Se ha producido una oferta más variada de sustancias y ha variado la situación sobre la percepción de las personas consumidoras y/o dependientes. Ya no se asocia la drogodependencia, de forma generalizada, a individuos marginados sino a aquellos socialmente integrados.

¿Son más consumidas las drogas legales o las ilegales?

Las drogas legales, alcohol y tabaco, fueron, en 1999, las sustancias más consumidas entre la población española. Un 32,6% de la población española entre 15 y 65 años fumaba tabaco a diario, siendo mayor este consumo entre los varones (37,1%) que entre las mujeres (28,1%) En cuanto al consumo de alcohol, los consumidores diarios llegaron al 13,7%, sobresaliendo el consumo en el último mes entre las jóvenes de 15 a 19 años, consumo que se ha incrementado desde 1995 del 37,7% al 50,9% en 1999.

¿Cuál es la sustancia ilegal más consumida?

El cannabis, especialmente en su variedad de resina (hachís), era la sustancia ilegal más consumida por la población española en 1999. El 1,1% de la población española de 15 a 65 años consumía cannabis a diario y el 19,5% lo había hecho alguna vez. Tras el cannabis se sitúa el consumo de cocaína, aumentando en los últimos años el porcentaje de consumidores regulares. El mayor número de consumidores se da entre los 20 y los 24 años, y entre los 15 y los 19 años consumen más las mujeres que los varones.

¿Es más frecuente el consumo de una sola droga o el policonsumo?

Entre los consumidores habituales de drogas es más frecuente el policonsumo. Generalmente se consumen drogas legales acompañadas de una o varias drogas ilegales aunque las combinaciones posibles son muy numerosas bien por utilizar drogas que contrarrestan sus efectos (por ejemplo alcohol y cocaína) o bien por utilizar sustancias que aumentan sus efectos sobre el Sistema Nervioso Central (por ejemplo la cocaína y el éxtasis).

¿Cuál es la edad media de inicio del consumo?

La edad media de inicio de consumo es distinta para cada una de las sustancias. El alcohol y el tabaco se sitúan entre las sustancias donde el inicio del consumo es más precoz, en torno a los 13 años. Tras ellas, se sitúa el consumo de cannabis con una edad media de inicio en el consumo alrededor de los 15 años. A partir de los 15 años se inician los consumos de estimulantes como la cocaína o anfetaminas, alucinógenos como el LSD, drogas de síntesis como el éxtasis y opiáceos como la heroína.

¿Cuál es el intervalo de edad en el que existe un mayor consumo de drogas?

El intervalo de edad donde mayor consumo de sustancias se produce es el de 20-24 años. En estas edades se realiza un consumo frecuente y abundante de drogas legales e ilegales. En edades anteriores comienzan a iniciarse los consumos y en edades posteriores tienden a reducirse significativamente los mismos, quedando un porcentaje residual de consumidores y/o drogodependientes.

¿El consumo de drogas se asocia únicamente a la juventud?

No. El consumo de drogas se encuentra extendido a todos los intervalos de edad. La edad es uno de los posibles factores de riesgo en relación con el consumo de drogas, pero no es el único ni el más importante. Es preciso tener presente, sin embargo, que la mayoría de los drogodependientes comenzaron a consumir a edades tempranas, mantenido sus consumos hasta desencadenar una adicción.

¿Cuáles son las sustancias más consumidas por los menores/adolescentes?

Las sustancias más consumidas por este colectivo son las drogas legales: alcohol y tabaco, junto con el cannabis. A medida que avanzamos en edad y poder adquisitivo el consumo de drogas ilegales como el éxtasis o la cocaína aumenta entre los jóvenes.

¿Se ha equiparado el consumo de sustancias entre mujeres y hombres?

La tendencia en los últimos años es la progresiva equiparación entre hombres y mujeres, siendo más acusada en los consumos de sustancias legales. Según datos del 2000, en relación con el cannabis, hay un descenso del consumo en los varones y un aumento en las mujeres. Por su parte, la cocaína y las drogas de síntesis continúan siendo consumidas en un mayor porcentaje global por los varones aunque de 15 a 19 años son las chicas las que consumen alguna vez la sustancia con mayor frecuencia.

¿El consumo de drogas es más frecuente en clases sociales desfavorecidas?

El consumo de drogas se encuentra extendido a todas las clases sociales, sin que exista una primacía del consumo en las clases sociales más desfavorecidas. En las últimas décadas se ha extendido el consumo de sustancias socialmente no aceptadas afectando, de alguna manera, a todos los estratos sociales. Generalmente, los problemas de integración de algunos drogodependientes surgen posteriormente a la adicción y no antes.

¿Se puede consumir en el interior de locales públicos?

Se considera una infracción grave, tanto el tráfico de estupefacientes como la tolerancia a su consumo en el interior de establecimientos públicos, así como el no impedimento por parte de los propietarios o encargados de los mismos de la realización de dichos actos delictivos. Estas infracciones pueden estar castigas con multas de hasta 30.000 € para el propietario del local.

¿Puedo hacer algo para que se retire la multa por consumo de drogas?

Las sanciones administrativas impuestas por este tipo de infracciones podrán suspenderse si el infractor se somete a un tratamiento de deshabituación en un centro o servicio debidamente acreditado, en la forma y por el tiempo que reglamentariamente se determine. Se ha de comunicar al organismo que ha impuesto la sanción, normalmente la Delegación o Subdelegación del Gobierno.

¿Es delito consumir drogas en nuestro país?

El consumo en lugares, vías, establecimientos o transportes públicos de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, constituye una infracción administrativa grave a la seguridad ciudadana, según la Ley Orgánica 1/1992 de Protección de la Seguridad Ciudadana. Es decir, no es un delito, no está contemplado como tal en el Código Penal, pero sí es una infracción.

¿Qué puede pasar si me encuentran consumiendo una sustancia ilegal en la vía pública?

Ante esta situación, a la persona le será impuesta una sanción administrativa (multa) que puede oscilar entre 300 y 60.000 €, dependiendo de la cantidad que posea (para consumo propio o para tráfico) y de si la infracción es considerada grave o muy grave. Además, estas infracciones pueden ser también sancionadas con la suspensión del permiso de conducir vehículos a motor de hasta tres meses, con la retirada o suspensión de la licencia de armas y la incautación de las sustancias encontradas.

¿Es legal cultivar marihuana en el domicilio?

No, se trata de un delito castigado con una pena mínima, a la que se tendría que enfrentar la persona que lo cultivara, de uno a tres años de prisión y una multa “del tanto al duplo” del valor de la droga.

¿Todas las personas pueden comprar sustancias de venta legal?

El tabaco, el alcohol, los pegamentos y otros disolventes se venden legalmente, pero están establecidas unas limitaciones para su venta en función de cada una de las legislaciones autonómicas. En general, no está permitida la venta de tabaco o alcohol a los menores de 16 o 18 años (el límite de edad depende de la normativa de las diferentes comunidades autónomas).

¿Cuándo se considera que existe una posesión de sustancias para el tráfico?

Las cantidades son variables en atención a diversos factores: la situación personal, si se es o no consumidor, si se tienen antecedentes por posesión o tráfico de sustancias…

Si voy a conducir un vehículo, ¿cuál es el límite máximo de alcoholemia permitido para conducir?

El Reglamento General de Circulación establece como límite máximo de alcoholemia permitido para conducir 0,5 gr./litro de alcohol en sangre para conductores en general. Es decir, un hombre de 65 Kg. de peso, que consuma 1 whisky o 2 cervezas (de 1/3 de litro) o una mujer de 55 Kg. de peso con 1 whisky, 2 vasos de vino o 2 cervezas, ya alcanzarían este nivel de alcoholemia. Esta tasa es aún inferior para conductores noveles y profesionales del transporte. En estos casos, la tasa máxima permitida es de 0,3 gr./litro de alcohol en sangre.

¿Qué sanción tiene conducir habiendo consumido drogas?

La conducción bajo los efectos de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas y bebidas alcohólicas se sanciona con penas de arresto de ocho a doce fines de semana o multa de tres a ocho meses, con privación del derecho a conducir entre uno y cuatro años.

¿Pueden realizarme un control de drogas mientras conduzco un vehículo?

Sí, y el Código Penal penalizaría la negativa del conductor a realizar este tipo de controles requerido por la autoridad competente, al considerarlo como un delito de desobediencia grave.

¿El consumo de drogas es causa de despido del puesto de trabajo?

La embriaguez habitual o toxicomanía puede ser motivo de despido cuando repercuta negativamente en el rendimiento laboral del trabajador, según se contempla en el Estatuto de los Trabajadores. Aunque, bien es verdad, que cada vez más las empresas ofrecen planes de actuación que facilitan a los trabajadores, tanto el reconocimiento de los consumos, como oportunidades para su tratamiento.

¿Es necesario mi consentimiento para realizarme un control toxicológico en mi lugar de trabajo?

Sí. Es preciso dar el consentimiento para que se realice un control sobre las posibles drogas de consumo. Existen determinados puestos de trabajo que por la seguridad hacía los ciudadanos o trabajadores implicados en él, establecen como obligatorio el sometimiento a controles toxicológicos previos a la contratación del trabajador o de forma periódica, pero esta condición es previamente conocida por el trabajador.

¿Se puede ingresar a un afectado en un centro de tratamiento en contra de su voluntad?

Existen una serie de factores a la hora de considerar si es legalmente posible obligar a una persona a iniciar un tratamiento. Hay que tener en cuenta la capacidad física o psíquica (la incapacidad sólo puede ser dictada por un juez) y la minoría de edad (si se es menor se está sometido a la patria potestad de los padres). Si el afectado es mayor de edad y no ha sido incapacitado, no existe posibilidad legal de obligarle a realizar ningún tratamiento en contra de su voluntad, en tanto en cuanto no haya sido condenado por un Juez o Tribunal de Justicia.

¿Se puede cumplir una condena asociada a un consumo de forma alternativa en un centro asistencial?

Sí, siempre y cuando el tratamiento de deshabituación se realice en un centro o servicio debidamente acreditado, en la forma y por el tiempo que reglamentariamente se determine, siendo necesario que tal cumplimiento sea autorizado por el juzgado o tribunal sentenciador.

¿La legalización de las drogas mejoraría la situación actual?

El hecho de que todas las sustancias pasen a formar parte de una cultura y estén socialmente aceptadas, puede facilitar que el uso se viva con una mayor naturalidad y que la percepción de riesgo quede disminuida hasta tal punto que sólo sea palpable cuando el problema revista cierta gravedad. La legalización no implicaría una disminución en el riesgo de aparición de los problemas asociados al consumo para el propio consumidor y su entorno más cercano. Aunque el suministro controlado de sustancias podría ser una opción de tratamiento despenalizado en aquellos consumidores con problemas para seguir tratamientos de rehabilitación.

Nunca tiene dinero, gasta mucho. ¿Estará consumiendo?

Aumenta el gasto del dinero sin poder justificar en qué se ha gastado. Asimismo, puede contraer deudas y pedir dinero prestado a amigos y familiares.

¿Si le ponemos las cosas muy difíciles podría cambiar?

La ruptura de la convivencia con un hijo drogodependiente no garantiza la consecución de nuestro objetivo y también entraña un riesgo, que el drogodependiente abandone el hogar y siga un proceso de mayor deterioro. Pero es importante señalar, cómo puede ser necesario llegar a situaciones muy adversas para que drogodependiente acepte este proceso de cambio, lo que se conoce popularmente como ¿tocar fondo? En estos casos es frecuente que se vuelva a recurrir a la ayuda de la familia, es el momento de poner condiciones para que sea recibida y de ponerse en contacto con los profesionales de los centros asistenciales. En cualquier caso durante todo este proceso es siempre recomendable la ayuda profesional a la familia, que a través de orientación y apoyo, ayude ante la toma de decisiones y ante las posteriores consecuencias de la misma.

¿Cuál es la mejor manera de obtener información acerca del posible consumo de nuestros hijos?

Proponemos el diálogo y la comunicación como la mejor forma de obtener información sobre los posibles consumos experimentales en los hijos y en la búsqueda de su reconocimiento. Aunque este procedimiento es difícil y mucho más costoso que realizar registros o analíticas, es un paso necesario del que no podemos prescindir para abordar estas situaciones. Para llevar a cabo este diálogo, es importante también conocer ciertos indicadores de los consumos de drogas. Buscar ayuda profesional ante estas situaciones será conveniente siempre que la familia sienta esta necesidad.

¿Y si observamos problemas para conciliar el sueño y cambios en la alimentación?

Si se dan consumos sistemáticos, se producen cambios en sus hábitos de sueño, normalmente caracterizados por dificultades para conciliarlo. En cuanto a los hábitos alimentarios, estos también cambian. Normalmente se reduce su apetito y se alteran las horas y tipo de alimentación, en lugar de hacer comidas completas se prefiere comer en menor cantidad en horarios diferentes al resto de la familia.

¿Y si no nos ponemos de acuerdo entre los distintos miembros de la familia?

Las posturas que manifiesten los distintos integrantes de la familia, especialmente los cónyuges, deben estar coordinadas e ir en un mismo sentido. Siempre teniendo en cuenta las diferencias de puntos de vista de cada uno, así como de caracteres, es importante llegar a un consenso ante la postura definitiva sobre el nivel de exigencias que la familia va a plantear al miembro consumidor. Si no existe esta unión, éste puede aprovechar esta situación identificándola como debilidad y mantenerse en posturas cerradas y de poca aceptación de cambio. Puede ser conveniente que la familia considerándola de forma amplia, ya que en ocasiones los abuelos y parejas de los consumidores desempeñan un importante papel, se reúna para tomar una postura común antes de plantear el diálogo con el hijo consumidor y llegar a acuerdos conjuntos.

¿Y si no asume que está consumiendo a pesar de todo el intento?

Si después de todo intento para que el afectado asuma su situación de consumo y teniendo en cuenta que en la mayor parte de las ocasiones es un proceso lento y costoso, si no se asume, los padres deben mantener posturas firmes y de absoluto rechazo al consumo en el entorno de la familia. En estos casos se pone en riesgo la convivencia familiar ya que el hijo no estará dispuesto a ceder en su consumo, ni la familia a aceptarlo. La ruptura de la convivencia es temida y plantea gran tensión en la familia, llegando en ocasiones a provocar una vuelta hacia atrás, por parte de los padres, en el nivel de exigencia hacia el reconocimiento del consumo y hacia la aceptación de apoyo profesional. No se debe ceder a los chantajes de tipo emocional que utiliza el consumidor para conseguir salirse con su voluntad. Debe quedar claro, que no se le niega el apoyo familiar, sino que es él quién lo rechaza, así como las condiciones que deben existir para volver a plantearse la convivencia en la familia, mostrando siempre los aspectos positivos y de ventaja que obtendría con ella.

¿Y si la convivencia se hace imposible, cómo podemos reaccionar?

En ocasiones, cuando la situación es límite, las posturas con las que debemos abordarla son también extremas, así lo es llegar a plantearse mantener o no la convivencia con un hijo drogodependiente. Pero posturas intermedias de asumir situaciones de consumo trasmitirán al consumidor la idea de que se está aceptando la situación, y por lo tanto se dificulta la toma de decisiones hacia el cambio. Los tratamientos en drogodependencias son procesos largos y que implican esfuerzo. Resulta más cómodo para el drogodependiente (que no más beneficioso) no iniciar ningún tratamiento. Si se le permite, o él lo percibe así, cualquier alternativa que no sea ésta y su vida sigue desarrollándose en los mismos términos que anteriormente, se está dificultado su toma de decisiones.

¿Y si hemos observado cambios en su aspecto físicos y de salud?

Su estado de salud general va empeorando, apareciendo síntomas de diferentes tipos de trastornos, acompañados de una negativa para acudir a la consulta médica. Su imagen corporal sufre cambios como consecuencia del empeoramiento de su estado de salud y al estilo de vida que lleva a cabo: adelgazamiento, cansancio, palidez.

¿Y si descubrimos utensilios de consumo y señales físicas?

Entre sus pertenencias aparecen instrumentos y restos de los consumos que realiza: cucharillas, pipas especiales, jeringuillas, papel de aluminio, botellas vacías, restos de sustancias, y signos físicos en su organismo: señales de pinchazos, alteraciones en el tabique nasal.

¿Y la delegación de responsabilidades?

Como consecuencia de esa falta de interés, elude el cumplimiento de sus responsabilidades en diferentes ámbitos: laboral, familiar, social, produciéndose quejas por parte de las personas involucradas en los mismos.

¿Tan mal lo hemos hecho?

En primer lugar es necesario desechar cualquier tipo de sentimiento de culpa. El hecho de que exista un problema de consumo de drogas en la familia no significa que la responsabilidad de tal consumo recaiga directamente en los padres, ni significa que se hayan equivocado en su actuación con respecto a la educación de sus hijos. Como hemos visto el consumo de drogas es un fenómeno multifactorial en el que influyen un conjunto de factores entre los cuales se encuentra la familia. Por tanto, no es aconsejable actuar bajo este sentimiento, ni utilizarlo para agredir a otro (al cónyuge o al propio afectado) y liberarse así uno mismo de su carga.

¿Qué tipo de mensajes utilizar cuando hablemos sobre drogas?

Debe resaltar las ventajas de no consumir drogas antes que enfatizar lo negativo de su consumo. Es más efectivo utilizar mensajes sencillos y simples, que incluyan ejemplos cercanos al estilo de vida familiar, que no mostrar situaciones extremas y poco comunes para enfatizar los riesgos del consumo. Se debe cuidar el lenguaje utilizado, huyendo de términos excesivamente técnicos así como de palabras de argot, que, en un principio parece que nos acercan a los destinatarios, pero que pueden crear una confusión sobre nuestro papel con relación a ellos. Es importante que el padre y la madre sean conscientes de su papel educativo con relación a los hijos. Aunque la cercanía es positiva el papel de padre o madre nos sitúa en una posición diferente a un amigo o compañero y esto debe también ser trasmitido a través del lenguaje utilizado.

¿Se puede consumir en el interior de locales públicos?

Se considera una infracción grave, tanto el tráfico de estupefacientes como la tolerancia a su consumo en el interior de establecimientos públicos, así como el no impedimento por parte de los propietarios o encargados de los mismos de la realización de dichos actos delictivos. Estas infracciones pueden estar castigas con multas de hasta 30.000 € para el propietario del local.

¿Qué relación tiene el consumo de drogas con el tiempo libre de nuestros hijos?

Los momentos de ocio y de tiempo libre son de especial importancia como factores relacionados con los consumos drogas. La ocupación del ocio y el tiempo libre puede ser un factor de riesgo o un factor de protección hacia los consumos de drogas, según la utilización que hagamos de los mismos. Como factor de riesgo, porque es en estas situaciones en las que se producen, con más frecuencia, las primeras ofertas y contactos con las sustancias, tanto con las drogas legales como con las ilegales. Además, la oferta de recursos de ocio que existe en las sociedades desarrolladas pasa principalmente por centros en los que la diversión viene condicionada al consumo de drogas: bares, pubs, discotecas. Este tipo de recursos dificulta la ocupación adecuada del tiempo de ocio. Pero, sin embargo, no es tan cierto que la oferta recreativa existente actualmente sea limitada, ni para los jóvenes ni para los adultos. La cantidad de recursos culturales (lecturas, cines, teatros, TV., radio, conciertos), deportivos (deportes de competición, deportes de aire libre, artes marciales), para viajar y de talleres de formación sobre diferentes aspectos (música, baile, pintura, bricolaje, escritura, fotografía) es en nuestros días muy superior a la existente en otros tiempos.

¿Qué podemos hacer si no sabemos ni por dónde empezar?

Los padres deben saber que ante estas situaciones no están solos, existen profesionales especializados en la orientación a la familia y, por supuesto, recursos asistenciales para el tratamiento de los afectados. Hay una variedad de alternativas asistenciales que se pueden proponer y ante la exigencia de la familia de ir a tratamiento, se puede aceptar que el afectado decida sobre la alternativa definitiva, hecho que puede posibilitar una mayor implicación en el tratamiento al no ser impuesto completamente. La consulta a los profesionales debe ser descrita como una primera toma de contacto y de búsqueda de información y orientación. Serán estos profesionales, los que determinen la duración, tipo de programa y el número de sesiones, que tendrá el tratamiento.

¿Qué papel juega la familia en la prevención de una drogodependencia?

La familia juega un importante papel en la detección de los consumos de drogas en alguno de sus miembros. Con ello se posibilitará un abordaje rápido, evitando que el problema llegue a tener consecuencias mayores.

¿Qué es lo primero que tenemos que hacer si tenemos cierta seguridad de que consume?

Lo primero que hay que conseguir es el reconocimiento por parte del mismo de su situación de consumo. Para ello mantener una postura serena y tranquila, que no incapacite para tomar decisiones importantes será el primer requisito a tener en cuenta. La angustia provocada por la sensación de impotencia no conduce más que a la pérdida de control de la situación y al desgaste de energías, necesarias para afrontar adecuadamente el problema.

¿Qué actitud mantenemos ante nuestro hijo si tiene un problema de drogas y no lo reconoce?

La actitud que la familia manifieste ante las situaciones de consumo sistemático por parte de los hijos tiene que ver con la consecución del reconocimiento de consumo por parte del consumidor. Es necesario que el drogodependiente vea una actitud de firmeza en los padres y de exigencia en el reconocimiento de este consumo. No es conveniente que se demuestre una actitud de fracaso, ni de impotencia ante el problema, sino de energía y posibilidad de abordaje siempre que se cumplan unas condiciones que son las que se están exigiendo. Esto no debe implicar una actitud autoritaria, ni de falta de comprensión de la situación y del drogodependiente. El diálogo sobre las evidencias con las que se cuenta para asegurar ese consumo y la disposición a prestar apoyo deben ser manifestados en todo momento de una manera abierta y constante.

¿Podemos transmitir en la familia pautas que faciliten el inicio en el consumo de drogas?

Existen consumos de determinadas sustancias que por su carácter legal están muy extendidos en nuestra sociedad, siendo muy comunes, también, encontrarlos en el entorno familiar. Nos referimos a los consumos de tabaco, alcohol y psicofármacos. Consumos que precisamente porque socialmente tienen una aceptación y un reconocimiento diferente al de otras sustancias, su consumo es también admitido en el ámbito familiar de forma habitual, incluso delante de los hijos. La familia, por su carácter educativo antes reconocido, tiene una responsabilidad en estos temas, y los padres deben tomar conciencia de que con estos comportamientos posibilitan un modelo de imitación y un aprendizaje en las pautas de inicio en el consumo de drogas. No estamos diciendo que haya que eliminar completamente el consumo de drogas legales en la familia, ya que estamos sujetos a patrones de uso ya establecidos. Se trata, más bien, de analizar estas situaciones y ejercer algún control sobre ellas (oferta de sustancias a los pequeños, consumos abusivos de drogas legales, frecuencia y cantidad de uso de alcohol en las celebraciones familiares?).

¿Podemos ejercer algún tipo de influencia en la ocupación del tiempo libre de nuestros hijos?

Los padres, como agentes educativos, deben dedicar sus esfuerzos a la búsqueda de recursos alternativos al consumo y a la motivación a los hijos para su utilización. Fomentar centros de interés que canalicen las necesidades de búsqueda de sensaciones y experiencias en los jóvenes y les dificulten su interés por el tema de las drogas, es una contribución interesante y una importante aportación en la actuación preventiva. La coherencia que muestren los padres entre los mensajes que dirijan a los hijos sobre la ocupación del ocio (también en otros temas), y la conducta que manifiesten, debe ser siempre completa. No se puede pretender que los hijos desarrollen hábitos adecuados en la ocupación del ocio y el tiempo libre, si en la familia lo que se aprende son hábitos inadecuados en su ocupación: abuso de TV, falta de actividades deportivas o culturales. Una vez más, se pone de manifiesto el papel de la familia y de los padres como modelos de imitación de comportamientos por parte de los hijos y por lo tanto su papel preventivo.

¿La información que nos aporta un análisis toxicológico, permite que nos hagamos una idea completa de un posible consumo?

Los análisis toxicológicos en los que se buscan restos de las sustancias de consumo a través de muestras, en orina principalmente, son a menudo también utilizados para obtener información sobre la situación del consumidor. Estos análisis, es cierto que nos ofrecen información, pero ésta ha de ser interpretada con mucha prudencia. En primer lugar, el resultado positivo de una analítica debería ser contrastado para eliminar posibles errores producidos por la interacción con fármacos y medicamentos y el negativo con posibles deficiencias en el procedimiento de obtención y conservación de la muestra. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que estos procedimientos tienen un periodo de tiempo que garantizan su efectividad, es decir, después de un tiempo del último consumo no se detectan los restos de las sustancias. Este periodo de tiempo varía con la sustancia de la que se trate, la cantidad consumida y la técnica utilizada. Si los resultados de la analítica son positivos solo demuestran que en el periodo de tiempo que el análisis es eficaz ha habido algún consumo, no aportando información sobre las formas de ese consumo, su frecuencia, las situaciones a las que responden. Si el resultado es negativo, indican que no ha habido un consumo en ese periodo de tiempo, no pudiendo concluir que no lo ha habido antes o lo habrá más adelante, lo que puede conducir a la necesidad de repetir las analíticas de forma compulsiva o a errores de interpretación. Además, también las pruebas toxicológicas suponen una muestra de falta de confianza en la persona a la que se las realiza. Estas pruebas se realizan cuando hay una falta de reconocimiento de consumo e implican que no se cree en la ausencia del mismo argumentada por el posible consumidor. Esta situación puede conducir a intentos de realizar las pruebas en contra de la opinión del afectado, demostrando claramente una falta de credibilidad y aumentando el grado de tensión familiar. Por lo tanto, cualquier decisión que vayamos a tomar con respecto al consumidor no debe estar basada en los resultados de las analíticas. Aunque los padres llevados por la urgencia de obtener información de forma rápida e inmediata, en situaciones de angustia y preocupación, piensen que es un adecuado sistema para obtenerla, por los riesgos de errores, posibles malas interpretaciones y pérdida de confianza por parte del afectado, debemos desaconsejar este tipo de procedimientos.

¿La falta de interés puede ser un indicador de consumo?

En general el drogodependiente muestra una falta de interés por todo aquello que no sea conseguir la sustancia de consumo, pareciendo desconectado con la realidad que le rodea: los demás, el trabajo, las actividades que hasta entonces le motivaban, su salud y cuidado personal. Su vida gira ahora sobre las sustancias, lo demás pasa a un segundo plano.

¿Es suficiente con transmitir y manejar adecuadamente la información?

La información por sí sola, aunque es un instrumento al servicio de la prevención, no basta, ni siquiera constituye la base fundamental de la actuación de padres y madres. Para que determinada información influya en un comportamiento, ésta debe englobarse en un proceso activo de aprendizaje. Por lo tanto, solo con hablar a los hijos sobre las drogas o los problemas relacionados con sus usos no se realiza todo lo posible en el ámbito familiar para prevenir los consumos. Es necesario que las actuaciones de padres y madres tengan un carácter educativo.

¿Es normal que nos preocupemos si se producen salidas de casa repentinas?

Además miente más que habla… Cuando se hace necesario adquirir la sustancia acude a los lugares habituales para su obtención de forma repentina y sin avisos, permaneciendo largos periodos de tiempo fuera de casa, recibiendo en ocasiones llamadas telefónicas que intenta mantener en secreto. Suele mentir de forma generalizada para esconder ante los demás el tipo de vida y de actividades que lleva a cabo.

¿Es diferente la información que se utiliza en función de la edad de nuestros hijos?

Si, debe estar adaptada a la edad, la capacidad de comprensión, la experiencia previa y las expectativas de los hijos. No se puede hablar de la misma forma ante cualquier interlocutor. Es importante tener una información previa del nivel de experiencia que se tiene y adaptar nuestros mensajes a éste. Como norma general, cuando hablemos con los más pequeños lo haremos sobre drogas legales, pudiendo abordar con los mayores el tema de las ilegales.

¿Es conveniente hablar con nuestros hijos sobre las drogas?

La información es una estrategia fundamental en la prevención del consumo de drogas. Es importante hablar con los hijos. El diálogo y la comunicación son elementos básicos de una buena actuación preventiva en la familia y el campo de las drogas no va a ser distinto. Si en el entorno familiar se acostumbra a hablar y a dialogar, si la comunicación forma parte del estilo de vida familiar, no será difícil incorporar en él el tema de las drogas. Sin embargo, si por el contrario, el diálogo no tiene un peso importante en la vida familiar, los intentos por parte de los padres de abordar el tema de las drogas tendrán peor acogida, convirtiéndose, en ocasiones, en meros interrogatorios. Es necesario para poder hablar sobre drogas, crear previamente un clima familiar que facilite la comunicación y el diálogo y que invite a consultar dudas y exponer experiencias sobre éste y otros temas.

¿Es adecuado registrar las pertenencias de nuestro hijo ante una sospecha de consumo?

A menudo, en el entorno familiar se llevan a cabo registros en las habitaciones y en las pertenencias de las personas sobre las que se sospecha. Estas prácticas, responden a la necesidad de obtener información de manera rápida y fácil sobre la situación del posible consumidor. Además de traicionar la confianza que se ha depositado en las personas que los realizan (madre o padre), confianza imprescindible si lo que nos interesa es conseguir el reconocimiento de este consumo, sin el cual no podremos actuar, provoca una pérdida en el papel de los padres como agentes educativos y por lo tanto, preventivos, ya que se supone que su condición de educador les convierte en modelos de comportamiento para los hijos. La información que se obtiene a través de estos registros, por lo tanto, raramente se puede utilizar para analizar comportamientos y sospechas de consumo con los hijos; provocaríamos su rechazo y enfado. Únicamente añaden más morbosidad al tema, al mantener a los padres ocupados en determinar si un día hay más cantidad o menos de la sustancia encontrada o si siguen estando determinados restos o evidencias de consumo o no, es decir, en actuaciones casi policiacas en la búsqueda de indicios y pistas. Las personas que realizan estas prácticas, en consecuencia, están sometidas a la ansiedad derivada de cada uno de estos nuevos descubrimientos, condición no deseable para el adecuado abordaje de la situación.

¿En qué momento hablar sobre drogas?

No sólo hay que hablar ante la demanda explícita por parte de los hijos, hay momentos (programa de TV, situación de consumo en la calle) que pueden propiciar nuestra intervención. Pero es muy importante responder siempre ante estas demandas. Los padres deben convertirse en un referente de primer orden en la obtención de información sobre drogas para contrarrestar otras fuentes de información en ocasiones no adecuadas. Para ello deben mostrar su total disponibilidad para atender cualquier pregunta o cuestión y no rechazarlas incluso en situaciones comprometidas. Pero tampoco es necesario lanzar mensajes de forma continuada e indiscriminada con el propósito de que tengan mayor efectividad. Los mensajes repetitivos, utilizados de esta forma, terminarán por no captar la atención de los destinatarios, perdiendo así su eficacia. El momento elegido para hablar con los hijos sobre drogas, así como sobre otros temas, es una variable importante que no se debe descuidar. Hay que buscar momentos idóneos, en los que se establezca un lugar adecuado (sin ruidos ni interrupciones), un clima en el que no haya tensiones y donde se piense que el destinatario va a estar receptivo. Los momentos en los que se dan situaciones de consumo de drogas (por ejemplo cuando el hijo llega a casa bajo los efectos del consumo de alcohol u otra sustancia) no es un momento adecuado ya que su capacidad de análisis y valoración está alterada. Es más oportuno esperar a otro momento para comentar esta situación.

¿Cuándo y cómo negociamos los horarios de salida y asignación de dinero?

Con respecto a las salidas de los hijos, surgen algunos aspectos que suelen crear tensión y discrepancias en el ambiente familiar. Son los horarios de salida y llegada a casa y la asignación de dinero o ¿paga? que se recibe. Para establecer criterios en ambos temas se suele emplear el recurso de comparar con otras familias lo que éstas establecen. Así, se marcan los horarios y las asignaciones teniendo en cuenta las que disfrutan los amigos o compañeros. Como primer criterio puede ser utilizado ya que nos ofrece un primer punto de partida, además, posibilita el sentimiento de que se pertenece a un grupo que tiene normas similares, pero no hay que olvidar que a la hora de establecer las normas que regulan la convivencia familiar, la negociación debe presidir toda nuestra actuación. Tanto la asignación como el establecimiento de horarios son conceptos con los que se juega para regular el sistema de refuerzos que posibilitarán el establecimiento y mantenimiento del sistema de normas en la familia. Es decir, si el joven es capaz de cumplir con las normas que previamente negociadas se han establecido, mostrando una conducta responsable, habrá que acompañarla con un grado mayor de independencia y libertad: mayor libertad de horario y mayor autonomía en la gestión del dinero. Por el contrario, un comportamiento irresponsable deberá traducirse en la supresión de refuerzos: menor libertad de horarios y menor autonomía para gestionar sus recursos económicos. Tiene que existir una coherencia entre el comportamiento de joven y los refuerzos que recibe.

¿Cuándo es necesario buscar asesoramiento profesional?

Cuando existe el reconocimiento del consumo por parte del afectado y se está dispuesto a recibir ayuda es importante saber que existen centros especializados en la atención a los problemas de consumo. Los tratamientos exigen la condición de que exista voluntariedad por parte del afectado, ya que su implicación en el programa es una condición imprescindible para su rehabilitación. Estos recursos cuentan con la familia para el desarrollo de los programas asistenciales, ya que está ampliamente aceptado el papel que la familia desempeña en el proceso de rehabilitación de drogodependientes.

¿Cualquier tipo de contacto con las drogas implica el tener un problema?

Hay que señalar que no todo consumo de drogas implica necesariamente un problema. Existen diferentes formas de consumo: uso, abuso y dependencia. El proceso de dependencia que se establece con una o varias sustancias lleva tiempo y pasa por diferentes fases en las que la frecuencia, la cantidad y las formas de consumo varían (consumos experimentales, ocasionales, habituales o compulsivos). En la mayor parte de las ocasiones el inicio de consumo no conduce a la dependencia.

¿Conviene controlar el tiempo y el dinero si existen sospechas o seguridad de consumo?

Si no se restringe la libertad de horarios o la disponibilidad económica, no solo se facilita el contacto con las sustancias, además, se está trasmitiendo la aceptación de esta situación si no se toman medidas que muestren el rechazo a este comportamiento. La falta de actuación de los padres ante las conductas no responsables de los hijos (hacia el consumo de drogas y hacia cualquier otro tema) no significa una ausencia de posicionamiento, no es una postura neutra, con ella se trasmite la aceptación de esa conducta, aunque en un principio no sea el propósito de la misma. El dinero que asignamos a los hijos además de posibilitarles la consecución de los bienes que desean (también las sustancias) significa un reconocimiento de que las actuaciones y comportamientos que demuestran son aceptados por la familia.

¿Cómo podemos actuar si frecuentan compañías que no aceptamos?

Los padres a menudo se preguntan qué pueden hacer ante estas situaciones, cuando los hijos frecuentan compañías no aceptadas por ellos, por creer que ponen en riesgo el comportamiento de sus hijos. Esta falta de aceptación, en ocasiones, está provocada por las formas externas que caracterizan a estos grupos (formas de vestir, apariencia física, música escuchada, lenguaje empleado, utilización de complementos como pendientes, tatuajes), relacionándolas con situaciones conflictivas, de falta de adaptación social o de consumos de drogas. Es importante que los padres conozcan que no todas estas situaciones responden a este patrón y que por lo tanto corresponde a sus hijos este tipo de elecciones. No se puede pretender que los hijos vivan la vida de la misma forma que los padres lo hicieron o como ellos pretendan que se haga, hay aspectos que corresponden a elecciones personales que los padres deben respetar. No obstante, cuando se frecuentan grupos en los que existe certeza de consumos de drogas o comportamientos conflictivos, es deber de los padres mostrar ante los hijos su reprobación ante estos comportamientos y por supuesto, ante el mantenimiento de relaciones con ellos. No se puede esperar que únicamente con exponer de una manera razonada, aun utilizando las mejores técnicas de comunicación, nuestra preocupación y nuestras razones para mantener una postura opuesta a una determinada relación, consigamos que esta relación no tenga lugar. Sin embargo, las posturas basadas en la prohibición tampoco aseguran la consecución de nuestro objetivo y pueden incitar a la reafirmación de esa relación como forma de oposición o rebeldía. Por lo tanto, aunque ninguna actuación conseguirá con absoluta seguridad el alejamiento de compañías consideradas no adecuadas por los padres, parece más adecuado que los padres basen su actuación en posturas razonadas, de análisis de riesgos, de diálogo y persuasión, que en posturas de prohibición. La influencia de los padres no tendrá, tal vez, una repercusión inmediata pero puede ser recordada más adelante cuando surjan algunos problemas con esas relaciones y sea necesaria la toma de decisiones.

¿Cómo hablamos de drogas si no tenemos información?

La primera tarea de los padres será estar informados sobre las drogas y sus consumos, sin que esto signifique que deban ser especialistas en la materia. Pero la información debe cumplir unas exigencias para asegurar que tenga un carácter preventivo: debe ser OBJETIVA, VERAZ y REALISTA. Al hablar sobre sustancias no se deben dramatizar los efectos de las mismas. El recurso al miedo no solo no es eficaz, sino que en ocasiones resulta contrapreventivo. Tampoco es conveniente banalizar los consumos o ciertas formas de los mismos. En ocasiones nuestros hijos tendrán más información que nosotros sobre determinados aspectos referidos a estos temas. Ellos esperan un interlocutor válido, informado, que represente una cierta autoridad en el tema, no solo por ser su padre o madre, también por el nivel de conocimiento que posea sobre la materia. Si se ofrecen mensajes o datos no contrastados, basados únicamente en opiniones, se perderá la capacidad de representar credibilidad ante ellos. Si damos una opinión debemos exponerla como tal, no como un dato contrastado. Para todo ello no es necesario que los padres se conviertan en expertos, cuentan con la ayuda de profesionales que prestan su apoyo y asesoramiento.

¿Cómo actuamos ante nuestro hijo ahora que existen evidencias de su consumo?

En cualquier caso, es conveniente no demostrar posturas sobreprotectoras y de sometimiento ante el hijo consumidor, pensando que así conseguiremos la aceptación del tratamiento. Por supuesto, es importante durante esta etapa el manejo de las normas y los límites en la familia (especialmente ejercer un gran control sobre el dinero). Que el afectado perciba de una manera clara y determinante que es más conveniente para él, que tendrá más ventajas ponerse en tratamiento que continuar negándose al mismo por las repercusiones en la pérdida de sus prerrogativas.

¿Ante un problema de conducta podemos concluir la existencia de consumo?

La familia tiene un papel muy importante también en las situaciones en las que los consumos de drogas se realizan de forma sistemática, también ahora se puede y se debe actuar. Se pueden indicar algunas señales que nos den pistas sobre posibles hábitos de consumo de drogas cuando ya existe una adicción, pero se debe ser muy cauteloso con etiquetar a alguien como drogodependiente ya que nos podemos equivocar. Con frecuencia, algunos de los indicadores responden a situaciones conflictivas por la que pasan los sujetos sin necesidad de que tengan que ver con las drogas. En las siguientes preguntas expondremos algunos indicadores de posible consumo, pero insistimos en la necesidad de proceder cuidadosamente en esta interpretación, ya que son solamente indicadores, no síntomas directos de estos consumos. No podemos deducir que únicamente por la existencia de alguno de estos factores la persona en cuestión sea un drogodependiente, es necesaria la existencia conjunta de varios de ellos para que podamos mantener tal postura.